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Reportaje:La FIFA elige a los mejores del año | FÚTBOL

Ronaldo impone su sonrisa

Los seleccionadores conceden a la estrella brasileña el Trofeo FIFA al mejor jugador mundial de 2002

Santiago Segurola

El fútbol no ha desperdiciado la ocasión de aprovechar el valor comercial de Ronaldo, el futbolista más popular del planeta y el primer embajador de un juego definitivamente entregado al negocio y lo que le rodea. Excepcional delantero como es, Ronaldo no ha necesitado de un temporada excepcional para ganar todos los grandes premios del año. Nueve partidos y ocho goles, los que disputó en el Mundial y los que consiguió en el torneo, le han bastado para consagrarse como el mejor del año, a juicio de la FIFA, que emite el premio según la opinión de todos los seleccionadores del mundo. Parece como si el fútbol no pudiera esperar un minuto más al regreso de su mesías, un jugador que en su mejor versión apuntó las maneras de Maradona, Pelé, Di Stéfano o Cruyff, los cuatro grandes. Y el regreso se ha producido. Aunque hay dudas sobre la capacidad del jugador brasileño para sobreponerse a los efectos de dos lesiones gravísimas, no ha sido necesario someterle a un largo examen. Ronaldo es tan necesario para el fútbol -para el juego y para el negocio- que se han obviado los aspectos cuestionables de su retorno, en favor de todo aquello que le convierte en el protagonismo del año.

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Para empezar, Ronaldo tiene una gran historia, una que vende bien porque dispone de los elementos melodramáticos necesarios. Es la historia del futbolista destinado a marcar una época, con una carrera quebrada por tres acontecimientos decisivos: el misterioso episodio que protagonizó en las horas previas a la final del Mundial de Francia y las dos lesiones de rodilla que le apartaron del fútbol durante dos años. Ante el escepticismo general, el héroe regresó. Jugó unos pocos partidos en el Inter de Milán y se dispuso a afrontar el Mundial. Había más dudas que certezas sobre su condición física. Para un jugador que había utilizado su enorme potencia y su extraordinaria velocidad para marcar la frontera entre él y los demás, la larga inactividad y la fragilidad de su rodilla derecha no invitaban a pensar en el jugador que fue.

Es seguro que Ronaldo no fue en el Mundial el marciano imparable de su temporada en el Barcelona o de su primer año en el Inter, pero protagonizó el torneo con el sentido teatral de los actores que arrasan en el escenario. Marcó ocho goles en nueve partidos, un promedio más que notable que obligó a meditar sobre su fabuloso talento. Disminuido y sin rodaje, con una rodilla de cristal, lejos evidentemente de su estado ideal, Ronaldo jugó todos los partidos, fue el máximo goleador del torneo y levantó la Copa del Mundo tras una final en la que marcó dos goles. Podía estar al 60% de su mejor rendimiento, como apuntó Luis Felipe Scolari, seleccionador brasileño, pero le resultó suficiente para erigirse como la estrella de la competición. No sólo estábamos ante el regreso del héroe, sino que el fútbol cavilaba sobre lo que hubiera podido significar un Ronaldo sano y con los motores a plena potencia. Por lo tanto, en la figura de Ronaldo se integraba la consideración sentimental de su retorno al primer plano, la eficacia de sus números en el torneo más prestigioso del fútbol y la idea de que, aun disminuido, era un delantero excepcional. Con toda la importancia de estas lecturas, no resultaban suficientes para designarle como el mejor futbolista del año. Vean a Van Nistelrooy, casi dos años inactivo por dos lesiones de rodilla, autor de una temporada prodigiosa en el Manchester United, máximo goleador del campeonato inglés, con lo que eso significa de rendimiento constante durante ocho meses en uno de las ligas más exigentes del planeta. Es cierto que no jugó el Mundial y que no ganó la Liga, pero su historia tenía elementos muy parecidos a la del jugador brasileño. Nadie la ha tomado en consideración. Ronaldo es otra cosa: el más potente difusor del fútbol en el mundo. ¿Cómo se iba a privar la FIFA de esa evidencia? ¿Cómo iba a desaprovechar la oportunidad comercial que significó la actuación de Ronaldo en el Mundial? Por supuesto, no la ha desaprovechado. Son tiempos en los que el fútbol es una industria colosal, sujeta a las leyes del mercado, como se observó pocos meses después con el fichaje de Ronaldo por el Real Madrid, que comienza a explorar las asombrosas posibilidades comerciales que ofrece la contratación de este imán dentón y goleador. De todo esto ha tratado la designación de Ronaldo como jugador del añó. Si lo merece o no, importa poco. Simplemente era inevitable.

De izquierda a derecha, Ronaldo, Zidane y Khan, tras recibir sus respectivos premios de la FIFA.
De izquierda a derecha, Ronaldo, Zidane y Khan, tras recibir sus respectivos premios de la FIFA.RICARDO GUTIÉRREZ
Ronaldo, en la conferencia de prensa previa a la gala.
Ronaldo, en la conferencia de prensa previa a la gala.EFE

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