Un volumen dedicado a la prosa abre 'Totes les obres' de Jacint Verdaguer
Una fiesta en la iglesia de Betlem recuerda al poeta de Folgueroles
Romántico, viajero y excursionista, periodista y escritor de cartas concebidas, muchas de ellas, con la conciencia de que algún día serían importantes. Así fue el Jacint Verdaguer prosista a juicio de Isidor Cònsul, editor de Totes les obres (Proa) junto a Joaquim Molas. El primer volumen del proyecto, dedicado a la prosa, aparece ahora. Ayer se celebró su publicación con una fiesta en la iglesia de Betlem de Barcelona.
La iglesia de Betlem, situada en el corazón de La Rambla de Barcelona, fue el último destino de Jacint Verdaguer. Ayer, acogió un oficio laico en homenaje al escritor de Folgueroles, de quien este año se conmemora el centenario de su muerte. Una veintena de escritores -Joan Margarit, Narcís Comadira, Miquel de Palol y Jaume Cabré, entre otros- leyeron una muestra del epistolario de Verdaguer, mientras que la actriz Pepa López leyó el texto Lo Jesuset a la porta de Betlem, una descripción de la vía barcelonesa de los pájaros y las flores escrita por Verdaguer sumando las escenas que había contemplado desde su ventana del Palau Moja, la residencia de los marqueses de Comillas, donde vivió largos años. La coral Cantiga interpretó poemas musicalizados.
La edición de Totes les obres de Verdaguer está dirigida "al lector", en un sentido muy amplio del término, asegura Cònsul. La elección de la prosa como primera entrega obedece a la voluntad de los editores de hacer pública la vertiente quizá menos conocida del escritor. Aquélla en la que el autor "capellaneja menos", en palabras de Cònsul.
Sin más aparato crítico que las introducciones a cada capítulo, la serie de la editorial Proa quiere complementar la edición de las Obres completes que están publicando Eumo Editorial y la Societat Verdaguer, pensada para el público universitario y erudito.
A la publicación del volumen dedicado a la prosa de Totes les obres, le seguirán dos más. Uno en el que se incluirán la poesía épica y el teatro (otoño de 2003) y otro con el resto de la poesía de Verdaguer (2004). Los editores han incluido las últimas ediciones que Verdaguer controló en vida ya que, según escribe Molas en la introducción general, Verdaguer consideraba que "el texto, fuese del tipo que fuese, era un cuerpo vivo, susceptible de ser sometido a un proceso constante de reajuste y depuración". También se han incluido algunos proyectos o borradores, aunque en apéndices. La ortografía se ha adaptado, en general, a la normativa fabriana.
El volumen dedicado a la prosa está dividido en capítulos temáticos o centrados en una sola publicación: excursiones y viajes; el Dietari d'un pelegrí a Terra Santa, considerado por Josep Pla el mejor libro de prosa del siglo XIX; la serie de artículos que formaron En defensa pròpia, en los que se incluye, en un apéndice, un grupo de artículos en borrador y no publicados; L'aucell del paradís; Lo cornamusaire y altres proses; las rondalles, y un epistolario, con cartas a personajes como Marià Aguiló y Narcís Verdaguer i Callís. Acerca de este último apartado, Cònsul dice que forma "un recorrido biográfico del escritor". En él, Verdaguer aparece, de acuerdo con el destinatario y la época, familiar, divertido, lírico o iracundo.
Asimismo, se pueden encontrar algunas traducciones al catalán realizadas por el autor de Canigó, como la de Nerto, de Frederic Mistral, que Verdaguer realizó -explica Cònsul- a partir de la versión francesa y no de la occitana.
En el apéndice se han incluido unos Records d'infantesa, que Verdaguer esbozó entre los 20 y los 25 años, muchos de los cuales recogió Josep M. de Casacuberta en el primer volumen de los Escrits inèdits, publicados en los años cincuenta del siglo XX. En esas prosas de juventud, Verdaguer muestra "los esfuerzos de alguien que quiere convertirse en un escritor en el sentido más amplio del término, pero que sabe que la poesía le sale con más facilidad", afirma Cònsul.
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