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Reportaje:Lucha contra la discriminación | GOLF

El machismo de Augusta

El club que organiza el Masters sigue vetando a las mujeres como socias a pesar de la intensa polémica en los medios de comunicación

El saldo de la polémica sobre la discriminación en el Augusta National Golf Club es, seis meses después, ambivalente. Las acusaciones de machismo del Consejo Nacional de Organizaciones de Mujeres contra el club que acoge y organiza el Masters, uno de los grandes torneos, por negarse a aceptar socias han manchado, sin duda, su prestigio; han producido un gran ruido mediático y han abierto un debate sobre el equilibrio entre los derechos a la privacidad y la igualdad, a la libertad de asociación y de admisión, pero no han logrado que un tema tan serio trascienda el plano de las relaciones públicas. Ni Tiger Woods ha cancelado su participación en el Masters de abril, ni la CBS la transmisión televisiva. Y sólo ha habido dos renuncias entre los cerca de 300 socios.

La motivación de una de ellas es además coyuntural, por pura conveniencia política. John Snow, nominado la semana pasada por el presidente, George W. Bush, como secretario del Tesoro, dimitió de Augusta como "medida preventiva" para evitar que los colectivos femeninos boicotearan su confirmación en el Senado. La primera renuncia, la del ex directivo de la CBS Thomas Wyman, despertó expectativas de que muchos le secundarían, pero no ha sido así. El propio Wyman vaticinaba que 60 o 70 miembros de Augusta iban a plantar cara al anacrónico reglamento de men only (sólo hombres).

Sólo dos, Sandford Weill, consejero delegado de Citigroup, y Kenneth Chenault, presidente de American Express, hicieron un llamamiento para que el club cambiara su política de admisiones. Otros notables de Augusta han optado por el silencio, como el multimillonario Warren Buffett; el presidente del Comité Olímpico de Estados Unidos, Lloyd Ward, o los ex campeones Arnold Palmer y Jack Nicklaus. El único comentario de Palmer ha sido que se siente "orgulloso de pertenecer a Augusta". Y el número uno, Woods, respondió a un editorial de The New York Times que le sugería boicotear el Masters, declarando que, aunque está "a favor" de que las mujeres entren en Augusta, sólo es un miembro honorífico y no puede votar".

The New York Times se ha convertido en uno de los protagonistas de la controversia debido a que su extensa cobertura del asunto (más de 35 artículos), sumada a la censura de dos columnas contrarias a la línea editorial (publicadas después tras una avalancha de críticas), se ha interpetado en otros medios -Newsweek, The Washington Post, CNN, Slate y Sports Illustrated- como una cruzada contra la ejecutiva del club.

El Times fue el primero en informar de la carta que desencadenó la tormenta, en la que la presidenta de Consejo Nacional de Organizaciones de Mujeres (NCWO), Martha Burk, exigía al presidente del Augusta National, William Hootie Johnson, que renunciara a la política discriminatoria, vigente desde la inauguración del club en 1934.

Johnson se negó en rotundo, reivindicando el derecho de un club privado a seleccionar a sus socios y advirtiendo de que no se dejaría "intimidar ni amenazar". Desde entonces no ha dado su brazo a torcer. Burk, tampoco. Ella mandó cartas a tres decenas de corporaciones que abanderan la igualdad de sexos pidiéndoles que aplicaran el mismo rasero en el terreno deportivo. Y Johnson le pisó la estrategia de presionar por el lado de las finanzas renunciando a los patrocinadores del Masters, Citigroup, Coca Cola e IBM, a pesar de que con ello dejará de ingresar de 20 a 25 millones de dólares en las arcas del mítico club de campo.

"Creo que son lo suficientemente ricos como para operar indefinidamente sin patrocinadores, pero la pregunta es si son tan suicidas como para arriesgar el prestigio del torneo y convertirse en emblema de la discriminación", subraya Burk. "Hemos puesto sobre aviso a las corporaciones y, si no responden, iniciaremos una campaña sobre sus productos, sus políticas y su doble estándar".

La CBS pagó en 1997 cinco millones de dólares por los derechos exclusivos de retrasmisión y este año perderá 1,5 millones con la salida de los patrocinadores. El presidente de deportes de CBS, Sean McManus, ha dicho desde un principio que prefiere asumir ese riesgo antes que perder el torneo de mayor audiencia de Estados Unidos a manos de una cadena rival.

Hootie Johnson, sin embargo, no parece querer arriesgar más la reputación de Augusta y ha contratado a una firma de relaciones públicas para contrarrestar la agresiva campaña de NCWO y las 160 organizaciones que representa. Tomó la decisión mientras se recuperaba de una operación a corazón abierto y, siguiendo los consejos del experto en imagen, nada más salir del hospital rompio su silencio. Lo hizo divulgando un sondeo de opinión que, según él, avala la autonomía del club para mantener el código masculino. Un 74% de los encuestados están de acuerdo en que el club debe mantener su política de invitar a socios.

El club de golf ha sido desde sus comienzos una institución blanca y masculina. El primer miembro negro lo admitió Augusta en 1991 y fue Johnson, entonces vicepresidente, el que influyó en esa decisión. El ex banquero, de 71 años, está calificado de progresista en los círculos de golf. Por ejemplo, fue durante sus tiempos de diputado por el partido demócrata, en las décadas de los 60 y los 70, el que impulsó la integración racial en la enseñanza en Carolina del Sur y, posteriormente, como director de una institución financiera, fue el primero en contratar a un negro y a una mujer.

Según versiones de la prensa norteamericana, Johnson estaba sopesando poner fin "en algún momento" a la discriminación en el Augusta National cuando surgió la actual controversia y dio marcha atrás porque tolera mal que le traten de imponer cambios por la fuerza y en público. Si ésas eran de verdad sus intenciones sólo él lo sabe.

Tiger Woods, en su primer golpe en el hoyo 8 de Augusta.
Tiger Woods, en su primer golpe en el hoyo 8 de Augusta.ASSOCIATED PRESS

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