Francia considera al petrolero naufragado "una inmensa bomba sin seguro"
"Hay una especie de inmensa bomba sin seguro en el fondo del mar, frente a las costas de Galicia", dijo ayer la ministra francesa de Ecología, Roselyne Bachelot, en un comentario sobre las fugas de fuel procedentes del Prestige. Las televisiones francesas pasan una y otra vez las imágenes suministradas por el Nautile y la ministra no oculta el temor a que el litoral de su país se vea sometido a "una contaminación difusa, extendida y de larga duración", pese a los esfuerzos de la Armada y de la flotilla de pesqueros requisados por el Estado para impedirlo.
La flotilla regresó ayer a San Juan de Luz tras permanecer hasta nueve días de pesca en el Cantábrico, durante los cuales ha recuperado una cantidad indeterminada de deshechos, principalmente frente a la costa de Cantabria. Las redes de 200 metros, reforzadas con tejido filtrante y manejadas manualmente, han dado mejor resultado que unas redes teledirigidas, que han fracasado. El problema esencial, no obstante, reside en la dificultad de localizar las placas de fuel dispersas por el mar, cuya observación es difícil desde los aviones, a menudo confundidas con otros deshechos.
Los pagos del 'Erika'
La crisis del Prestige ha permitido descubrir el enorme retraso acumulado en el pago de indemnizaciones a los damnificados del Erika. Ayer se cumplieron tres años de ese naufragio en la costa atlántica de Francia, periodo en el que el Fondo de Indemnización por la Contaminación por Hidrocarburos sólo ha pagado 53 de los 183 millones de euros a que se había comprometido. Este dinero corresponde a 4.768 reclamaciones cerradas "amistosamente", aceptando una rebaja media del 20% en el monto de lo reclamado. Los arreglos concluidos hasta el momento suponen 63 millones de euros, de los cuales diez todavía no han sido abonados.
Unas 700 reclamaciones han sido rechazadas y otras quedan pendientes, entre ellas la del Estado francés, que demanda 150 millones de euros por la limpieza de los 400 kilómetros de litoral afectado. La ministra de Ecología, Roselyne Bachelot, se indignó ayer del retraso "absolutamente increíble e inadmisible" en el pago de indemnizaciones a los damnificados del Erika.
Por el momento, las patrulleras siguen sin descubrir huellas de contaminación cercanas al suroeste de Francia. Esto es lo que más irrita a los sectores que viven del mar: los productores de ostras están que trinan porque la crisis del Prestige se vive en este país como si la marea negra estuviera a punto de estrellarse contra la costa, cuando aún no ha llegado una sola gota de fuel.
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