El Málaga deja en ridículo al Leeds
El equipo español se clasifica en Elland Road tras superar a un rival extremadamente violento
Hay partidos que deben ganarse por encima de un montón de cadáveres. Éste de Elland Road lo ganó el Málaga con todo el mérito del mundo. No se dejó intimidar por el agrio estilo del Leeds, que dedicó el tiempo a cazar tibias y dentaduras, ni dejó pasar la oportunidad de demostrar la diferencia entre los dos equipos, abismal en cuanto Sandro entró a jugar.
Hubo un tiempo de efervescencia en el Leeds, que se postuló como alternativa al Manchester y el Arsenal con un equipo joven y descarado. Era una banda de mocosos que jugaba un fútbol eléctrico. El futuro parecía ilimitado, pero pocas veces se ha asistido a un desplome similar. De aquel Leeds emergente se ha pasado a un Leeds vulgar, alicorto, tan bueno o tan malo como el Scunthorpe United, por ejemplo. O sea, un poco de naturaleza inglesa para empujar y un penoso catálogo de carencias. Al frente de esta ruina se sitúa Terry Venables, un entrenador tan sobrevalorado como protegido por la prensa, que le atribuye conocimientos casi mágicos. Lo cierto es que el Leeds está al borde del descenso, juega francamente mal y la hinchada no traga a Venables. Con razón, por lo que se vio ayer.
LEEDS 1 - MÁLAGA 2
Leeds: Robinson; Mills, Woodgate, Duberry, Kelly; Bowyer, Okon, Bakke, Wilcox; Bridges (Fowler, m.9) y Alan Smith. Málaga: Contreras; Josemi, Sanz, Roteta, Valcarce; Manu (Sandro, m.57), Romero, Gerardo, Musampa (Miguel Ángel, m.78); Darío Silva y Dely Valdés (Litos, m.90). Goles: 0-1. M.13. Musampa se escapa de Mills, progresa hasta la línea de fondo y pasa atrás, hacia Valdés, que marca con un tiro junto al palo. 1-1. M.22. Centro de Nelly, Roteta no logra despejar de cabeza y la pelota llega a Fowler en el segundo palo, desde donde cruza hacia el poste contrario, donde aparece Bakker para marcar. 1-2. M.79. Valdés recorta, supera a Woodgate y marca de un zurdazo. Árbitro: Busacca, suizo. Amonestó a Bowyer, Smith, Gerardo, Valcarce, Darío Silva, Sanz y Sandro.
El Málaga, que se vacía cada temporada vendiendo a sus mejores jugadores, tiene el mérito de los equipos que no miran atrás. Aunque su política de venta de futbolistas es muy dañina para la estabilidad del equipo, el Málaga logra mantener cierto equilibrio, o al menos no se altera con tanto trajín. En Elland Road fue mejor que el Leeds. No hizo grandes alardes, pero había en su fútbol una facilidad que no se encontraba de ninguna manera en los ingleses, que tiraron por la directa en cuanto pudieron. El Leeds traspasó la frontera del vigor para convertir el partido en una reyerta de callejón, quizá porque sus jugadores no veían la manera de superar al Málaga por lo civil.
Con el gol de Valdés, el Leeds comenzó a pegar de forma artera. Nadie lo resumió mejor que Bowyer, un pendenciero que abrió las hostilidades con un patada al peroné de Gerardo. Luego le pisó la cabeza. Nada de sutilezas. Los jugadores del Málaga tomaron nota del partido que venía. No era una noche para tibios. Probablemente Gerardo se ofuscó durante un rato por el efecto de la agresión, pero el equipo entró al cuerpo a cuerpo sin caer en las provocaciones. De vez en cuando salía algo limpio de la gresca, un detalle de Musampa, un apunte de Dario Silva, algún movimiento felino de Dely Valdés.
Del Leeds no hubo otra cosa que el gol, que llegó cambió el ánimo de la hinchada. La gente comenzaba a molestarse con el equipo, pero el humor es cambiante en el fútbol. Bastó el gol para escuchar los cánticos desde los fondos. Eran cánticos que celebraban la mediocridad, porque su equipo apestaba. El Leeds no tuvo otra ocasión de gol hasta el minuto 85, con un tiro de Alan Smith que detuvo Contreras. Al Málaga, cuya entereza no estaba en duda, le faltaba alguien con clase para convertir el partido en un paseo. Ese alguien fue Sandro, que salió en el segundo tiempo y dio un recital en Elland Road. Con pases de dos metros, paredes, amagos y todo su viejo repertorio, Sandro produjo tal perplejidad en los sanguíneos ingleses que ya no hubo vuelta atrás. Sólo podía ganar el Málaga. Es lo que ocurrió en Elland Road en una noche de navajas.
"Todo salió como lo planteamos"
Joaquín Peiró, el entrenador que devolvió al Málaga a Primera División, y que ahora lo ha conducido hasta su mayor éxito internacional, compareció sereno en la conferencia de prensa posterior al partido y cedió todo el mérito a sus jugadores. "Estoy muy contento porque han cumplido a rajatabla todo lo que habíamos planteado", dijo. "El objetivo era conseguir el gol a toda costa y hemos hecho un planteamiento muy ofensivo con tres puntas, no me conformaba con nada que no fuera el gol y tuvimos la fortuna de conseguirlo y a partir de ahí pudimos controlar el partido", explicó.
Peiró justificó la suplencia de Sandro porque "necesitaba un trabajo muy físico para desgastar al Leeds en el centro del campo y que luego pudiera entrar él para imponer su calidad". Y así ocurrió. También tuvo palabras de ánimo para el delantero panameño Dely Valdés, autor de los dos goles, y muy cuestionado por la afición en las últimas semanas. "Me alegro mucho porque es una gran persona y nunca había pensado en su suplencia", dijo. También el portero Pedro Contreras habló de la situación del panameño. "Lo estaba pasando muy mal, pero sabíamos que cuando necesitáramos de verdad sus goles iban a llegar y esto le dará muchos ánimos", dijo.
El capitán malaguista, Mikel Roteta, coincidió con el análisis del técnico. "El gol nos dio mucha confianza. Hemos trabajado muchísimo, ha sido muy duro, pero hemos sabido adaptarnos tanto al juego del Leeds como al campo". El centrocampista Gerardo expresó el clima eufórico de la expedición. "Hemos demostrado que somos un equipo capacitado para ganar en cualquier campo".
El partido sólo pudieron verlo en Málaga aficionados en bares ingleses de la Costa del Sol, pues no se transmitió ni siquiera por Canal Sur.
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