El artículo de Anson
Luis María Anson crea cada varios años un escándalo: el anterior fue la denuncia de la conjura propia y de sus compañeros contra este periódico, y contra los socialistas y otras izquierdas. El lunes volvió contra aquellos compañeros en su periódico La Razón con un artículo destruyendo a José María Aznar, aunque quiso defenderle. Se titula Las ratas comienzan a abandonar el barco: el barco es el Gobierno y se hunde: las ratas son los periodistas que dejan su servicio y tratan "de tomar posiciones en las bodegas socialistas y, después, si a pesar de todo el sucesor de Aznar gana, se cuenta con la estupidez congénita de la derecha española, siempre dispuesta a colocar en las atalayas de la información a traidores, conversos, tontos y enemigos". Se refiere Anson a periodistas: "Profesionales amorrongados, pávidos, pendejos, amilanados, cínicos hasta decir basta, preparan el trasvase de barcos y albañales".
La descripción de cómo son esos periódicos debe ser transcrita, porque es un documento sobre los gubernamentales, a partir del informe de "un alto cargo popular" "sobre las dádivas otorgadas a las ratas: publicidad institucional, patrocinios, concesiones, licencias, frecuencias de radio, televisiones digitales, adquisición de ejemplares en bloque, informaciones privilegiadas, exclusivas clamorosas, la biblia en cueros, en fin, que dejará in puribus a muchos cuando se haga pública la verdad de tantas mentiras" (yo, fuera de la Academia, escribiría in puris naturalibus. Completamente desnudos, en estado de naturaleza).
Algunos de la Red ponen nombre a las "ratas": en corrienteslternas.com. Ricardo Cantalapiedra cita a Pedro J. Ramírez, Federico Jiménez Losantos, José Antonio Zarzalejos, Manuel Martín Ferrand y otros periodistas; en periodismodigital.com se daban más nombres y sus frases. Algunos preparan informes contra Luis María Anson: las acciones comerciales privadas con su hermano -que mantiene el acento en la ó- cuando dirigía el periódico Abc, o cómo mantiene su periódico con una de las tiradas más bajas y de las menores facturaciones de publicidad de España.
(Conozco a Anson desde que era un chaval; hizo sus prácticas en el Informaciones, donde fui redactor jefe; a veces le veo y nos reímos de cuando me robaba las tijeras o de cómo me enfadaba por sus griteríos con el falangista Emilio González Navarro, que perturbaban la paz de la redacción. Su lealtad ha sido clásica: a don Juan de Borbón, desde entonces y hasta ahora, al que quiso llamar Juan III como si su hijo, designado por Franco, no se hubiera saltado la dinastía).
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