Los perjudicados por el naufragio de 'L'Oca' evalúan ampliar la acusación

Las acusaciones particulares en el juicio por el naufragio del catamarán turístico L'Oca en el lago de Banyoles intentarán llevar a juicio a otros supuestos responsables del siniestro si los acusados que resultan finalmente condenados no pueden hacer frente a las indemnizaciones millonarias que reclaman las víctimas y sus familiares. Los perjudicados piden indemnizaciones por valor de 13 millones de euros, cifra que contrasta con los 1,2 millones de euros que solicita la fiscalía.

Josep Prat, letrado que representa a un centenar de perjudicados por el siniestro, admitió ayer la posibilidad de seguir la vía de nuevas acusaciones si el Ayuntamiento de Banyoles, responsable civil subsidiario, resultara absuelto y los embargos judiciales practicados sobre los dueños de la embarcación no pueden hacer frente a las indemnizaciones.

No obstante, Prat insistió en que durante el juicio han salido a relucir suficientes pruebas contra los dos propietarios, Simón Rodríguez y Bartomeu Gayolà, y el edil de Banyoles Josep Alsina. Según Prat, el desarrollo de la vista oral ha demostrado que los tres acusados tienen responsabilidad directa; los dos primeros, "por acción", y el edil, "por omisión". Prat matizó que, en caso de decidirse a buscar más culpables por el siniestro, se haría con el acuerdo de todas las acusaciones particulares.

La defensa de los dos propietarios de la embarcación ha mostrado un gran interés en señalar que el desarrollo del juicio ha aportado indicios suficientes para imputar a otras personas en el naufragio. "No habría problema para llevar a juicio a otras personas. No es que tengamos interés en que condenen a otros, sino que estamos convencidos de que eso ayudaría a exculpar a nuestros defendidos", explicaba ayer el abogado Carles Monguilod.

Asimismo Monguilod mantiene que el tribunal no está vinculado por las resoluciones exculpatorias dictadas por la Audiencia de Girona, resoluciones que durante el proceso de instrucción eliminaron la imputación de la Capitanía Marítima y del constructor de la embarcación. Este último, Esteve Rabassa, es el blanco escogido por la defensa de los propietarios para desviar responsabilidades.

Recta final

Para Monguilod, no tiene ninguna importancia que un operario del constructor haya admitido que realizó los fatídicos agujeros en la proa -causa directa del hundimiento, según los peritos- por encargo de los propietarios. "Si el propietario de una casa quiere quitar una columna, el arquitecto lo impedirá o, en todo caso, la responsabilidad de un derrumbe será suya", ejemplificó el letrado.

El juicio por el naufragio de L'Oca entró ayer en su recta final con las declaraciones de los peritos médicos. Cinco facultativos expusieron las secuelas de los supervivientes y sus familiares, muchas de las cuales fueron escuchadas en días anteriores de boca de los testigos, en declaraciones cargadas de dramatismo. Se trata, en su mayoría, de lesiones psíquicas, muchas de las cuales no han remitido totalmente a los cuatro años del naufragio. Las depresiones, el insomnio y la fobia al agua o a los viajes son algunas de las disfunciones que ayer detallaron los médicos.

Los ingenieros navales que han intervenido en el juicio coincidieron en señalar que los agujeros en el espejo de la popa son la única causa necesaria para el hundimiento de la embarcación. A pesar de que Miguel Bernal, operario del constructor, es el único que ha admitido en el juicio su intervención en la realización de los agujeros, la juez incluso ordenó citar a una testigo no prevista inicialmente para intentar aclarar quién más participó en la apertura de las ventilaciones traseras.

Entre los días 8, 9 y 10 de enero todas las partes representadas en el juicio procederán a la lectura de conclusiones. No se esperan modificaciones importantes ni en el relato de los hechos ni en las indemnizaciones que reclaman las víctimas.