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AL VOLANTE | PRUEBA

Máxima comodidad

El nuevo Espace devuelve a Renault la supremacía entre los monovolúmenes grandes y es una alternativa a las grandes berlinas. El superfamiliar francés destaca por su funcionalidad, pero sorprende sobre todo por su calidad de conjunto y especialmente por su comodidad, suavidad y silencio de marcha.

Muy confortable para viajar

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El monovolumen grande más avanzado

El Espace puede competir en confort con las berlinas más exquisitas. La altura de la carrocería permite ir sentado en una posición más elevada y natural, y junto a un parabrisas enorme y al techo solar panorámico (opcional) aporta una gran visibilidad y luminosidad interior. Además, la insonorización es impecable y elimina todos los ruidos. Y las suspensiones filtran todo con una sensación de calidad y suavidad sorprendentes.

El resultado es un confort espectacular que convierte a este coche en un monovolumen de gran clase cuando se viaja. El nuevo Renault transmite también una gran sensación de aplomo y control en todo tipo de carreteras, pero especialmente en trazados amplios y autopistas. Y se conduce con el mínimo esfuerzo: tiene una estabilidad muy buena, una dirección suave y precisa, y balancea poco en las curvas (un 25% menos que el Espace anterior). Sólo el peso, entre 150 y 250 kilos más que antes, reduce la agilidad en zonas muy viradas, aunque después no se acusa en trazados despejados. Además, Renault lo ha compensado con unos frenos sobredimensionados que no se fatigan y paran con garra en cuanto se acaricia el pedal. Y como incluye de serie todas las ayudas electrónicas (ABS, ESP con control de subviraje...), el comportamiento es siempre seguro.

El turbodiésel más potente

El motor 3.0 V6 dCi de 180 CV con el cambio automático-secuencial de cinco marchas facilita la conducción, tanto en ciudad como en carretera, y sitúa al Espace como el monovolumen turbodiésel más potente del mercado. Mueve el peso con soltura y aunque no sorprende por su fuerza al acelerar ofrece unas prestaciones brillantes y mantiene cruceros muy rápidos sin esfuerzo. Y resulta tan suave y silencioso que cuesta notar que es de gasóleo. Estas virtudes, junto al confort de las suspensiones, convierten los viajes en un placer. El único peaje a pagar por tan alta cilindrada es un consumo variable y más alto de lo normal en los turbodiésel: cuesta bajar de 9 litros a ritmos legales, sube a 12 o 13 en conducción rápida y puede llegar a 15 en ciudad.

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