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El auge del comercio hace resurgir a Linares tras la última crisis industrial

Un centro acaba de crear tantos empleos como se perdieron por prejubilaciones en Santana

Ginés Donaire

La localidad jiennense de Linares empieza a ver la luz al final del túnel. La apertura, el pasado miércoles, del centro comercial de El Corte Inglés es el símbolo al que políticos locales y ciudadanos se agarran para constatar el final de una etapa llena de nubarrones y el principio de otra de bonanza económica. El auge del comercio ha revolucionado la economía local, que sufrió una fuerte sacudida a mediados de la década de los noventa con la crisis de la empresa automovilística Santana Motor, el principal referente laboral del municipio desde el año 1956.

"Le estamos dando la vuelta a la tortilla". Con estas palabras, el alcalde de Linares, el socialista Juan Fernández, se mostró eufórico con los nuevos aires que soplan en la segunda ciudad más importante de Jaén, con más de 60.000 habitantes. "El Corte Inglés va a ser la locomotora que nos permita diversificar la economía local y nos ayude a superar crisis pasadas", afirmó.

Sólo esta firma, que ha invertido 60 millones de euros, ha creado casi 500 empleos, entre directos e indirectos, la misma cifra de los prejubilados que fueron los últimos en abandonar la factoría Santana. Pero, además, Linares está convirtiendo sus calles céntricas en un moderno centro comercial abierto, y el Ayuntamiento está a punto de cerrar nuevas operaciones con otras superficies comerciales para atraer nuevas inversiones.

Alfonso Navarro, presidente de la Cámara de Comercio local, comparte el sentimiento de optimismo que invade estos días la ciudad. Y no es para menos. Un muestreo realizado por esa institución pronostica un incremento del 37% en las ventas en la campaña de Navidad, fundamentalmente por la atracción de consumidores del resto de la provincia. La Cámara estima que el mercado potencial para el comercio linarense es de 172.000 habitantes, y la ciudad presenta un balance comercial positivo superior a los 21 millones de euros. "Podemos decir que ya casi somos la capital comercial de la provincia, además de mantener la hegemonía industrial", asegura Navarro.

Pero, ¿qué ha cambiado en Linares? El sociólogo Julián Mesa cree que "después de una década de incertidumbre, la población linarense se ha planteado el comienzo del siglo XXI con un cambio de mentalidad, dejando atrás la dependencia exclusiva de una gran factoría. Es lo que Daniel Bell denominó sociedad postindustrial".

Sin embargo, pese al indudable auge del sector servicios, Linares sigue siendo una ciudad eminentemente industrial. Es cierto que en Santana, reconvertida ahora en un parque de proveedores, trabajan sólo 1.000 empleados, casi un tercio de los que tuvo hace algunos años. Pero la inminente fabricación del nuevo modelo Aníbal, con el que se quiere recuperar la herencia del mítico Land Rover Santana, ha creado nuevas expectativas laborales y en la ciudad se han instalado otras firmas de la importancia de la multinacional de la madera Tafisa, o Alucoat, que ha cogido las riendas de la antigua factoría de aluminio. Además, el Ayuntamiento pretende convertir la estación ferroviaria de Linares-Baeza en un punto fundamental y logístico para el transporte de mercancías.

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La alianza entre industria y comercio va a permitir contrarrestar la sangría laboral que sufrió el municipio con la crisis de Santana, sus empresas auxiliares y, con anterioridad, con el declive de las minas. Se calcula que llegaron a perderse unos 9.000 empleos.

Ahora, los linarenses vuelven a tener motivos para sonreír, y muchos son los que presumen incluso de contar con más servicios que la propia capital. La construcción en la actual legislatura del Teatro Cervantes o la reconversión del hospital Marqueses son dos buenos ejemplos de ello. También en el terreno deportivo se han dejado atrás los complejos, y ahora Linares y Jaén juegan en la misma categoría.

El alcalde linarenes evita entrar en el terreno de los agravios. "No queremos competir con Jaén y sí ofrecer unos servicios de calidad", asegura. Sin embargo, desde la capital, su colega Miguel Sánchez de Alcázar, del PP, no ha parado en los últimos meses de denunciar lo que él entiende como "boicoteo" de la Junta de Andalucía a proyectos similares en Jaén, como el teatro o el centro de El Corte Inglés, afectado por la moratoria del Gobierno andaluz para la instalación de grandes superficies comerciales pese a que la entrada del expediente fue anterior al de Linares. Menos mal que el que no se consuela es porque no quiere. "En Linares no tienen castillo ni tampoco catedral", dice Sánchez de Alcázar entonando una vieja coplilla popular.

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