El precio de la tierra para usos agrarios descendió en 2001 después de siete años de continuas subidas
Desde la entrada en la UE los olivares han multiplicado por cinco su valor
Los precios de las tierras de labor de secano en Andalucía bajaron durante 2001 alrededor de un 3% según los datos de la Encuesta de Precios de la Tierra que acaba de publicar el Ministerio de Agricultura. El precio medio de las fincas de regadío se queda prácticamente en el mismo valor, con una leve subida del 0,2%. Esto supone una quiebra de la tendencia alcista de los últimos siete años u ocho años. Desde que España ingresó en la Unión Europea el precio del secano se ha multiplicado por tres, el regadío por más de dos y los olivares han quintuplicado su valor.
"Tenemos las tierras agrarias más caras de Europa", afirma el consejero de Agricultura de la Junta, Paulino Plata, quien considera "lógico" que se haya "calmado" la subida experimentada en los últimos años. Plata considera que el precio no estaba en consonancia con el rendimiento. "Una hectárea de cereal de secano en Inglaterra, con mucho mayor rendimiento, puede costar 6.000 euros y aquí hay zonas en las que no baja de los 12.000", puntualiza el consejero.
Miguel Afán de Rivera, secretario general de Asaja de Sevilla, corrobora que "por primera vez en muchos años hay tierras en venta, que no tienen comprador" y expone la teoría de que "antes producíamos poco y cobrábamos poco, pero la reforma de la Política Agraria Común (PAC) de principios de los 90, con un pago fijo por hectárea, benefició tierras como las nuestras de bajo rendimiento".
Ignacio Barrero, de COAG, señala que "en los últimos 10 años los precios se han multiplicado por tres". Una hectárea de regadío, de remolacha o algodón, en Lebrija (Sevilla) "cuesta más de 24.000 euros" y una de regadío en la campiña cordobesa "pasa de los 30.000". Barrero señala que "los precios de la tierra subieron a partir de la reforma de la PAC de 1992 y se dispararon cuando en 1997 se presentó la Agenda 2000; pero el campo ha sido también un refugio de especuladores".
"Tradicionalmente el campo ha sido una inversión tranquila, de revalorización garantizada. En los últimos años hay que añadir que afloró dinero negro, pero ahora los capitales tienen otras oportunidades y hay menos demanda", apunta Paulino Plata. El consejero señala que "en las zonas de regadío intensivo se mantiene la estructura de la propiedad y no se está dando una concentración como en las grandes superficies de secano". Afán de Rivera añade otro elemento: "La crisis de la Bolsa ha atrapado a muchos agricultores que, si necesitan dinero, no pueden deshacerse de sus valores y ponen en venta fincas".
El estancamiento de los precios también se da en Jaén. Luis Carlos Valero, gerente provincial de Asaja, afirma que "en los últimos dos años hay menos transacciones". El dirigente de Asaja fija en unos 60.000 euros el precio de una hectárea de olivar de regadío en una buena zona y detecta la "aparición de una nueva figura en el campo; el agricultor profesional sin tierra, que arrienda fincas de otros y las explota".
En Almería, en donde están las tierras agrícolas más caras de Andalucía, "también ha habido un parón, después de cinco años de subidas permanentes, en las que se han doblado los precios", afirma Juan Cantón, presidente de la Mesa Hortofrutícola. Una hectárea de invernadero, bien equipada, cuesta entre 180.000 y 300.000 euros. Cantón señala la afluencia de inversión extranjera, "de holandeses, ingleses o franceses", como una de las causas de la subida de los precios en los últimos tiempos.
Altibajos en los precios
En 2001, el precio medio de una hectárea de secano en Andalucía fue de 7.850 euros, un 3% menos que el año anterior. Este tipo de fincas ha experimentado fuertes altibajos desde la entrada de España en la Comunidad Europea en 1986. Entonces, una hectárea media de secano costaba en Andalucía unos 2.500 euros, y su valor se duplicó en tres años. Con la crisis de los 90 los precios bajaron casi un tercio, para iniciar una remontada a partir de 1993. En 1998 hubo una subida espectacular, del 25%.
El panorama en las tierras de labor de regadío ha sido similar, aunque con subidas y descensos más suaves. En 1986 el precio medio de la hectárea era 9.221 euros. En 1990, llegó a los 14.539. Tras dos años de bajadas, en 1992 el valor era 10.781. Desde entonces, los precios no han parado de subir y, en particular, se pusieron por las nubes en 1998, con un aumento del 38%. En 2001, el valor medio reflejado en el informe del Ministerio es de 21.104 euros por hectárea, un 0,2% más que el año anterior.
El valor estrella del campo andaluz en esta bolsa de precios, sigue siendo el olivar. Salvo un mínimo estancamiento y un leve retroceso entre 1989 y 1992, los olivares andaluces no han parado de subir en el mercado. La media del olivar de transformación de secano cotizó a 4.132 euros por hectárea en 1986 y a 22.405, en 2001.
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