Una muestra resume en Vitoria el trabajo de Picasso como ceramista
Sesenta piezas compendian las líneas maestras de sus creaciones
Pablo Picasso frecuentó casi todas las facetas de las artes plásticas. Vitoria acoge ahora una muestra de 60 piezas de una de sus facetas sobresaliente, pero menos difundida: su trabajo como ceramista. La Sala Luis de Ajuria exhibe todo un abanico de su creación cerámica, desde los trabajos sobre las superficies planas de platos, fuentes y azulejos hasta las recreaciones en volumen. Sus temas repasan algunas de las obsesiones más queridas del autor malagueño, como las mujeres o las corridas de toros.
Picasso. Cerámicas está integrada por piezas de los fondos de la mallorquina Colección de Arte Serra y reúne una selección significativa de la intensa labor del pintor en este campo. En la sala de la Vital (General Álava, 7) podrán contemplarse hasta el 22 de diciembre platos, fuentes, escudillas, orzas, jarras o azulejos sobre los que el artista plasmó naturalezas muertas, escenas bucólicas, faunos, pájaros, o escenas taurinas, su gran pasión. En ellas queda reflejada su genialidad: platos o azulejos que se convierten en caras, el vientre de una jarra en mofletes, el pico en nariz, el asa en trenza, etcétera.
El interés de Picasso por las nuevas técnicas y géneros artísticos le llevó a tomar contacto en 1946 con la cerámica. Fue tras una visita a Vallauris (Francia), un pequeño pueblo de gran tradición en este arte y en donde conoció al matrimonio Ramié, en cuyo taller realizará sus primeras piezas: una cabeza de fauno y dos pequeños toros.
Tres años después, el artista ya tenía su propio taller en la misma localidad, a la que se había mudado en 1948 junto con Françoise Gilot. En pocos años, Picasso mantendrá una actividad frenética y pondrá a la venta más de 2.000 piezas.
El artista malagueño hizo un trabajo innovador en este campo no sólo por los motivos con que decoró las piezas, sino por cómo realizó cada una de ellas. Al contrario que otros de sus coetáneos, que sólo decoraban las cerámicas, Picasso aprendió sus fundamentos artesanales -alfarería, esmaltación,...- y profundizó en los procedimientos técnicos para llegar a crear una obra absolutamente personal, aplicando líneas llenas de imaginación a las formas tradicionales.
Su conocimiento del mundo taurino le permitió crear La corrida de las manchas, presente en esta exposición, serie de ocho platos en que representó con manchas polícromas algunos de los momentos clave de la lidia. La muetsra también presenta Pájaro en gran corrida, jarrón alto con dos asas, como si fuera un pájaro de gran tamaño, decorado con motivos taurinos.
La primera exposición de cerámicas de Picasso no pudo verse en España hasta 1957, en Barcelona, tras solicitar autorización al gobernador civil. En la puerta de la galería se juntaron entonces piquetes y largas filas de ciudadanos que aguardaban para ver la muestra.
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