Un 7% de los madrileños sufre algún tipo de discapacidad

Un 7% de los habitantes de la región (352.227) padece algún tipo de minusvalía, es decir, una grave limitación que dificulta o imposibilita su vida diaria. Éste es uno de los datos del Estudio Sociodemográfico de la Discapacidad en Madrid, elaborado por la Consejería de Servicios Sociales a partir de una encuesta realizada en 1999 por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Seis de cada diez afectados sufren discapacidades severas o totales.

La encuesta considera discapacidad a cualquier limitación que imposibilite o dificulte gravemente la actividad normal. Para saber cuántos madrileños sufren este problema, los técnicos del INE acudieron a 4.550 hogares (14.309 personas) para preguntar a sus moradores si tenían alguna dificultad para desarrollar una serie de actividades (percibir imágenes, oír, comunicarse, moverse por la casa, cuidar de uno mismo, realizar las tareas del hogar, caminar...).

A partir de las respuestas, se estimó que 352.227 madrileños padecen algún tipo de discapacidad en diferentes grados. Encarnación Blanco, directora general de Servicios Sociales de la Comunidad, explica que la encuesta era lo suficientemente exhaustiva como para discriminar quién sufre una limitación de importancia y quién no. "Seguro que muchas personas contestaron que padecen de miopía, pero eso no se considera una minusvalía, salvo que a través del cuestionario se vea que está relacionada con algún problema de importancia".

Las principales discapacidades detectadas son las dificultades para desplazarse por la calle (un 57%); para realizar las tareas del hogar (35%); para desplazarse en el hogar y para utilizar brazos y manos (un 30%).

Uno de cada tres minusválidos aptos para trabajar están en paro, lo que supone que su nivel de desempleo duplica al del resto de los madrileños (un 15% en 1999). Su escasa integración laboral también queda patente en que dos de cada tres ni siquiera se han incorporado al mercado laboral: sólo un 34,5% está en activo frente al 65% del resto de la población.

Sin embargo, hay datos esperanzadores que indican que los discapacitados más jóvenes acceden mejor al mercado de trabajo. Así, entre los que tienen de 25 a 34 años la tasa de actividad es del 60%. La mayor inserción laboral se da entre los discapacitados con problemas de visión o sordera y la menor entre los que tienen problemas de retraso mental.

Otro problema de las personas con minusvalías es su déficit educativo. Una cuarta parte de los discapacitados de 10 a 64 años no han terminado sus estudios primarios, cuando en el resto de la población este dato no llega al 7%. También en este campo se perciben mejoras entre los más jóvenes, ya que entre los disminuidos de más de 65 años el porcentaje sin estudios ronda el 43%.

El sociólogo Antonio Jiménez Lara, que ha elaborado los datos de la encuesta para la Comunidad, explica que las cifras son "bastante fiables", pese a haber sido recopiladas en 1999 porque la situación estadística de los discapacitados madrileños "no ha experimentado cambios significativos en los últimos años".