Zidane, baja "sorpresiva"

La lluvia persistente sobre Madrid sintonizó ayer muy bien con el rostro de Vicente del Bosque cuando anunció que Zidane, de manera "sorpresiva", no podrá jugar contra el Barcelona.

El técnico explicó con un punto de pesadumbre que la lumbalgia que padece el media punta francés no se ha curado todo lo rápido que esperaba: "La de Zidane es una baja importante y sorpresiva porque pensábamos que iba a estar en condiciones para este partido. No se ha entrenado en toda la semana y se ha concentrado con su selección porque allí se ha tratado la espalda con gente de su confianza. No debemos precipitarnos porque lo que viene [el partido contra el Milan en la Liga de Campeones y la Copa Intercontinental, ante el Olimpia de Asunción, en Tokio] es más importante".

Fue, en efecto, un golpe duro para Del Bosque, que dirige a un equipo plagado de estrellas que no acaban de desplegar las virtudes que dicen que tienen. Y mucho menos cuando Zidane no juega. Porque Zidane, hasta con lumbalgia, es el único futbolista rotulado como magnífico que juega magníficamente bien en un Madrid condicionado por eso que se llama crisis: mezcla de precauciones tácticas, lesiones y autocomplacencia. Para Ronaldo, sin ir más lejos, Zidane es el único que comprende totalmente su juego, el mejor dotado para darle pases de gol.

Zidane sufre un fuerte dolor en la zona lumbar desde hace diez días, cuando jugó contra el Roma en Madrid. La lesión se agravó durante los minutos que disputó frente a la Real Sociedad el domingo pasado. El médico del club, Alfonso del Corral, comentó, no obstante, que el origen del dolor es "mecánico" y que, en el fondo, no reviste gravedad.

La noticia de la baja de Zidane se conoció en Barcelona justamente cuando Louis van Gaal, el entrenador azulgrana, aparecía en la sala de prensa del Camp Nou, más llena que nunca. "¿Sabe que Zidane es baja?", le preguntó un periodista. El holandés se quedó atónito -¿cuántos planes de su pizarra se le venían abajo?- y no pudo evitar que le embargara una leve emoción. "Me alegra oír la pregunta", dijo, fiel a su sinceridad; "es muy bueno para nosotros que Zidane no venga. Me gusta mucho y es mejor que no juegue. Pero nosotros tenemos otros futbolistas que no están".

Van Gaal intentó camuflar su arrebato de sinceridad, pero fue evidente que Zidane era uno de sus peores quebraderos de cabeza: el francés marcó el gol en el clásico de la temporada pasada (1-1) y en la semifinal europea abrió el marcador y dio el segundo tanto a McManaman (0-2).

Zidane es baja por lesión, y Saviola, fichado en su día por el Barça para contrarrestar su llegada al Madrid, podría empezar desde el banquillo. El pibito, que lleva siete partidos sin marcar, fue suplente ante el Villarreal y hace tiempo que no juega un partido completo. "Saviola acaba de llegar de Japón", dijo Van Gaal, "y, aunque durmió todo el vuelo, los viajes son muy malos y siempre influyen. Rivaldo, por ejemplo, siempre jugaba después de estar con su selección y fue muy importante para nosotros. Depende de las circunstancias". Quizá Zidane, indirectamente, reabriese a Saviola la puerta de la titularidad.