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Una biblioteca recupera el legado cultural y científico de Al Ándalus en Córdoba

La Biblioteca Viva Al Ándalus, creada por iniciativa del filósofo e historiador Roger Garaudy, abrió sus puertas ayer en el Palacio del Bailío de Córdoba. Su objetivo central es recuperar el legado artístico, científico y religioso de Al Ándalus, disperso en cientos de archivos y bibliotecas de África, Asia y Europa, para ponerlo a disposición de los investigadores, e impulsar así la interculturalidad, la riqueza que se deriva del contacto entre pueblos diferentes.

Se trata, explican sus responsables, de una biblioteca moderna, adaptada a las nuevas tecnologías, lo que significa poco papel y muchos soportes alternativos. Así, cuenta con cerca de un millar de volúmenes, una página web (www.bailio.com) a la que se prevé incorporar gran cantidad de información, accesos a bases de datos, material microfilmado (por ejemplo, la biblioteca completa del prestigioso arabista Miguel Asín Palacios), y enciclopedias y otras publicaciones en CD-ROM. Dispone de ocho puntos de lectura dotados de ordenador.

Los fondos de esta biblioteca tratan de cubrir todas las áreas de conocimiento de la época de Al Ándalus: literatura, religión, ciencia, filosofía... "Se ha hecho mucho hincapié en lo referido a la ciencia, tanto las matemáticas como la astronomía, la medicina o la agronomía", señala la bibliotecaria Verónica Serrano, "porque inicialmente los más numerosos eran los volúmenes dedicados a la poesía, a la mística y a la filosofía".

El responsable de la gestión cultural de la biblioteca, Mohammed Dahiri, explica que se proponen recopilar todos los manuscritos relacionados con Al Ándalus que se guardan en centros de investigación tan lejanos como la Biblioteca Nacional de Damasco, la mítica Biblioteca de Alejandría o la de la Universidad de Leyden, en Holanda, para digitalizarlos y facilitar su consulta a todos los interesados. Aunque la biblioteca está abierta a toda clase de público, se prevé, por sus características, que sus usuarios más comunes sean arabistas e investigadores en general.

"Aquí no nos estamos inventando nada", advierte Dahiri: "La interculturalidad siempre existió, y la Córdoba de entre los siglos IX y XIII, que, recordemos, fue el referente cultural de Europa, da un ejemplo excelente de convivencia". No se trata, explica el gestor cultural, de revivir glorias pasadas, sino "de reavivar el espíritu creador e impulsar el papel de la cultura andalusí como puente entre Oriente y Occidente". Porque, concluyó, es mentira que las civilizaciones choquen: "Lo que hacen es complementarse y enriquecerse mutuamente".

Carmen Calvo, consejera de Cultura, consideró que este proyecto de la Fundación Roger Garaudy va más allá de ser una simple biblioteca. "Es una propuesta de concordia y serenidad", dijo, "que abre Córdoba al Mediterráneo, a nuestros amigos árabes".

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