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Reportaje:DEMOCRACIA

El voto electrónico permite el recuento instantáneo de los resultados

Internet todavía no da garantías de acceso, privacidad y seguridad para organizar grandes elecciones en Red

Tomàs Delclós

En principio, la tecnología digital no desmoviliza al electorado. Al contrario. En Venezuela, en 1997, la participación subió del 40 al 70% la primera vez que se usaron urnas electrónicas. Luego, el desencanto político pudo más que la electrónica electoral.

Hay varias tecnologías para digitalizar las votaciones, aunque no todas garantizan de la misma manera que el voto sea universal, secreto y seguro. En cualquier caso, siempre se trata de que el votante acuda a un colegio electoral identificado con una tarjeta magnética o con chip incrustado. El voto a través de la Red, por Internet, no es posible todavía, salvo para colectivos pequeños y con votantes muy identificados.

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El voto telemático en las grandes elecciones sólo será posible cuando el parque de ordenadores conectados sea masivo, mejore la velocidad de transmisión y, sobre todo, esté acreditada la privacidad de la conexión y la identidad del votante.

En Estados Unidos, varias compañías anuncian sus productos -pantallas táctiles, la mayoría- para el mercado privado, votaciones a un consejo escolar, en una empresa, etcétera. En España, la empresa por antonomasia del sector es Indra. Fue la que implantó las votaciones digitales en Venezuela y asesoró, por encargo de la ONU, el proceso electoral brasileño.

Empezó como responsable de los procesos y usando máquinas ajenas y en 2001 creó su propio hardware, sus propias urnas electrónicas. Ahora tiene soluciones de pantalla táctil, urnas lectoras de papeletas y protocolos para una futura votación por Internet. Es la única empresa no residente en el Reino Unido que ha sido aceptada en un concurso para desarrollar un sistema de voto multicanal en aquel país y en febrero esperan tener certificadas sus máquinas en Estados Unidos. Para Juan Navarro, director de mercado de procesos electorales, que se pasa media vida en los aviones, tan importante como la fiabilidad de la máquina es tener presente la cultura digital de la población votante y, obviamente, ajustarse al milímetro a las leyes electorales.

"Cuando implantamos el sistema en Venezuela planteamos inicialmente un sistema de voto por pantalla táctil, pero cuando nos enteramos que en aquel país apenas había cajeros automáticos pensamos que habría un rechazo a lo desconocido y que no votaría nadie. En cambio, la cultura de la boleta estaba muy extendida gracias a las apuestas hípicas y nos decantamos por una urna electrónica. Al cierre del colegio electoral cada urna suministra sus datos, que se suman en red al resto". Este recuento integrado señala la diferencia con algunas tecnologías norteamericanas cuyas urnas no trabajan en red.

Para Navarro, el voto digital convence no porque ahorre gastos de convocatoria sino por su rapidez y garantía. "En Brasil se introdujo la electrónica electoral para luchar contra la compra de votos. Solía ser frecuente ver un votante coger una papeleta marcada que le daba un individuo, votar y cobrar cuando devolvía a este personaje la papeleta en blanco que le habían dado en la mesa electoral".

No todo lo resuelve la tecnología. Si la mecánica electoral es muy compleja -en Brasil el votante tenía que manejarse entre más de 20 botones- el error se prodiga y se disparan los votos nulos. En Brasil, el votante tiene un tiempo limitado para ejercer su voto electrónico. Si se queda empantanado mucho tiempo ante la máquina, suena un timbre y tiene que votar con papeleta. "No sólo hay que instalar la máquina, hay que educar al ciudadano y adiestrar los equipos de las mesas. Nosotros nos comprometemos a trabajar con error cero porque, según como sean las elecciones, un error del 5% puede dar un vuelco a los resultados. Además, el proceso ha de ser auditable para que nadie dude del resultado". En muchos casos se exige copia de papel -aspecto que soluciona la urna electrónica ya que se deposita físicamente el voto- o un backup electrónico -en el caso de voto sobre pantallas táctiles.

En Estados Unidos, el 32,4% del censo vota con tarjetas agujereadas y recuento manual; el 4%, con tarjetas y recuento electrónico; el 18,2% usa palancas mecánicas; el escaneo en urna lo disfruta el 27,5% y el 16,8% acude a pantallas táctiles. Sólo el 1,4% vota con la papeleta tradicional.

Distintos modelos de máquinas para la democracia digital

Palanca mecánica. El votante entra en la cabina. Por cada candidato la máquina presenta una pestaña. Debe seleccionarse la elegida y accionar una palanca. La máquina registra el voto en un contador. Cuando el votante abre la cortina de la cabina, la máquina vuelve las pestañas a su posición inicial. Variantes: la máquina imprime una tarjeta perforada para el voto. Tarjeta perforada. En algunos casos el nombre del candidato figura al lado del espacio que se perfora. En otros, sólo figura un número y el votante tiene una lista de correspondencias entre número y candidato. El recuento puede ser manual o electrónico.Pantalla táctil. La pantalla ofrece el listado de candidatos y el votante debe presionar sobre el elegido. Antes de validar el voto suele ofrecer la imagen o datos del elegido. Cabe la impresión de una papeleta o backup electrónico.Urna electrónica. En elecciones con listas cerradas, el votante escoge la papeleta, la deposita en un sobre cerrado y al entrar en la urna, la ranura lee el voto a través del sobre y lo contabiliza. Al cerrarse el colegio electoral, la urna ofrece los resultados que pueden cotejarse al abrir los sobres. En casos de listas abiertas, hay urnas que exigen que el votante deposite la papeleta en un sobre abierto. Al colocar el sobre en la ranura de la urna, ésta coge la papeleta y la escanea. En Estados Unidos, las elecciones de 2000 fueron un desastre. El MIT calculó que se perdieron de cuatro a seis millones de votos electrónicos. En las parciales de 2003 no se han detectado fallos.

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