Ronaldo en el Camp Nou
Sé que no me harán caso, pero creo que lo más sensato para el partido del sábado es recibir a Ronaldo entre aplausos. ¿Por qué no? Les aseguro que lo he analizado a conciencia y todo son ventajas. Los socios estrategas, que los hay, los que tienen poderes y creen que pueden hacer mucho por su equipo desde la grada siguiendo rigurosamente sus rituales, (mear en el urinario central del lavabo de tribuna, vestir la misma camisa todos los clásicos o concentrarse cada vez que Roberto Carlos saca una falta), no podrán negarme que aplaudir a Ronaldo es la táctica más desconcertante para los madridistas. El brasileño, desorientado al sentirse querido por su antiguo equipo dónde sí destacó como futbolista y no sólo como logotipo comercial. Figo se mosqueará por ver el distinto rasero del público con él y el carioca. (¿Porque a Figo sí le silbarán, verdad?). Y Florentino con cara de pocos amigos por no haber puesto antes una tienda de camisetas de il fenómeno en Barcelona.
Los nostálgicos se sentirán felices por lo bien que despide el barcelonismo a uno de sus ex jugadores, y Joan Gaspart, desde el palco, llegará a la conclusión de que el señorío, igual que el prestigio, no depende de los títulos. Afortunadamente.
Ya sé que a los barcelonistas les va a costar actuar así después de que Van Gaal haya incitado justo a lo contrario poniendo en duda las capacidades futbolísticas del brasileño y subrayando su mal espíritu de equipo. Pero vayamos por partes: lo primero es una provocación. Con lo simpático y amante del cachondeo que es Ronaldo, ¿para qué le pincha? ¿Para ver si se anima y el domingo tenemos que hacerle un sitio a Bonano en el Barça B?
Sea práctico señor Van Gaal, que tampoco estamos para tirar cohetes.
En cambio, sí le doy la razón en qué en los últimos años el brasileño no ha sido un ejemplo de elegancia al cambiar de equipo; pero bueno, al lado de lo que le hizo al Inter, en el Barça se pueden dar por satisfechos. Además, todos estos parámetros morales valen para el resto de los mortales pero no para Ronaldo. Si aceptamos que el Barça no es un club, (porque es mas que un club); Ronaldo no es un futbolista: es Mickey Mouse. Un logotipo que vende simpatía con dientes y mirada de niño en forma de camisetas o de lo que sea sin necesidad ya de marcar goles.
No sé si su actitud es buena o mala para el fútbol o si es el fútbol en sí. Lo que sí sé, es que a mi me gusta Ronaldo. Estuve con él en el primer programa de La Noche de Telecinco esta temporada y lejos de la visceralidad del fútbol, fuera de antena, sonreía hablando de Barcelona, recordando sus noches en Castelldefels y el cariño del que disfrutó en la ciudad. Ante las cámaras nunca le he oído nada contra el club que fue el suyo y por tanto yo el sábado le aplaudiré. Además, ganará el Barça.
Manel Fuentes es periodista.
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