Residencia en la tierra
Este Loner, que toma a Henry Purcell como referencia, tanto en su ópera Dido y Aneas como en relación con alguna de sus sonatas más célebres, sin perder de vista el más contemporáneo sonido electrónico, debido en esta ocasión a Gianfranco Pappalardo, trata una vez más de la soledad, no sólo escénica sino, digamos, existencial. De ahí tal vez la circularidad de una coreografía, en ocasiones deliberadamente fría, que arranca con la soledad de Aneas y su intento de abrirse al exterior para concluir en un encierro idéntico, pero tanto más doloroso cuanto que su protagonista ha tratado de evitarlo por casi todos los medios.
Esos medios incluyen lo más interesante de una coreografía de Thomas Noone que se toma en serio tanto el mito como sus músicas, además de algunos de sus pretextos y buena parte de sus consecuencias, para ofrecer una especie de predestinación contenida en su sufrimiento, es decir, en su movimiento. Como si lo inevitable de la soledad final, por atenerse al espíritu de la composición, obstaculizara cualquier alegría en el desarrollo de una búsqueda destinada al fracaso.
Loner
De Thomas Noone Dance, sobre Dido y Aneas, de Henry Purcell. Intérpretes, Eva Ballesteros, José A. Bartual, Noelia Limaña, Nuria Martínez, Thomas Noone. Iluminación, Jaime Ortiz. Vestuario, Pilar Albadalejo. Decorados, Ricardo Maldonado. Coreografía y dirección, Thomas Noone. Teatro Rialto. Valencia.
Una belleza notable en su parquedad -que en ocasiones recuerda los aspectos más oscuramente militarizados de tantos montajes de la danza de creación contemporánea- sugiere intentos de aproximación y sus fracasos, alegrías ilusorias de conjunto englobadas en una cierta improbabilidad de origen beckettiano, y una sensualidad a veces muy sexual y siempre erótica que nunca está ganada ni asumida por entero, y en cuya brevedad de estímulos se sitúa la pulsión hacia la soledad, tanto más cierta cuanto mayores son las incitaciones a obtener la compañía. Una buena estancia de la Thomas Noone Dance en el Centro Coreográfico valenciano, un trabajo creativo y, sobre todo, solvente, emotivo dentro de sus propias coordenadas de austeridad.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.