Sainz se queda tercero y sin coche

Un noruego, Petter Solberg, a los mandos de un Subaru, cuya mejor actuación hasta la fecha había sido un segundo puesto en sus diez años como profesional, y un estonio, Markko Martin (Ford), que no había llegado más lejos del quinto puesto, fueron primero y segundo en el RAC, el tan temido Rally de Gran Bretaña, en el que Carlos Sainz finalizó tercero, lo que le sirvió para ocupar esa misma posición en la clasificación general del Mundial, el décimo podio final de su carrera.

Dos títulos, cinco segundos puestos y tres terceros. Con ese bagaje, el piloto español, de 40 años, se dispone a buscar equipo y, en caso de no encontrarlo, según sus propias palabras, podría tomarse un año de descanso, el primero desde que hace 15 años debutara en el Mundial de rallies.

Sainz buscaba conquistar el subcampeonato, una vez que el primer puesto ya era propiedad del finlandés Marcus Gronholm, pero en el camino del piloto madrileño se coló Sollberg, que hoy cumplirá 28 años y que ayer ganó su primera carrera, conquistó el segundo puesto del Mundial y relegó a Sainz a la tercera plaza.

El bicampeón del mundo se despidió ayer del Focus, el coche que Ford puso en sus manos en busca del tercer título y que no ha dado, según ha declarado repetidas veces el propio corredor, el rendimiento adecuado. El dominio de Peugeot en el Mundial ha sido abrumador, con ocho triunfos en los 14 rallies disputados. Sainz sólo pudo ganar en Argentina gracias a la descalificación de los dos pilotos que le antecedieron en la clasificación.

"Si no encuentro un coche competitivo, podría no correr en el próximo ejercicio", ha dicho Sainz en varias ocasiones. Y la posibilidad de ese año sabático está cada día más cercana. Porque al español se le han cerrado la mayoría de las puertas. Tras acabar contrato con Ford y siendo casi imposible la renovación por ese equipo, Sainz confiaba en que Hyundai le hiciera un hueco en su equipo en la próxima temporada. Pero la marca coreana ha descartado afrontar el Mundial con tres coches y los dos que pondrá en liza ya tienen dueño, el belga Freddy Loix y el alemán Armin Schwarz.

Así las cosas, y dado que las posibilidades de que renueve con Ford son mínimas, a Sainz sólo le queda una puerta a la que llamar: la de Citroën. Pero este equipo pretende poner en sus manos un coche con el que haga un programa reducido, no más de ocho carreras en el mismo ejercicio, y que Sainz se vuelque como piloto probador, dos exigencias que el español no acepta.