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Tribuna:COYUNTURA NACIONAL
Tribuna
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Habrá que esperar

Como les comentaba el domingo pasado, las aguas de la economía parecen revueltas. En muchos ámbitos, sobre todo del mundo financiero, está arraigando un profundo pesimismo acerca del comportamiento de las principales economías mundiales en los próximos meses o trimestres, hasta el punto que se oye hablar de deflación, que es lo contrario de la inflación, pero con efectos más devastadores. Mi opinión, como les dije, es que estos malos augurios carecen de base. La digestión de los excesos cometidos en los años de eufórica expansión llevan su tiempo y eso quiere decir que, mientras se producen los ajustes, el ritmo de crecimiento de las economías es lento y desigual. Por lo que respecta a España, la discusión se ha politizado, probablemente porque estamos en precampaña electoral, con la oposición lanzada y el Gobierno defendiéndose y jugando al contraataque.

En este ambiente, dentro de diez días el INE publicará su primera estimación del PIB del tercer trimestre del año y, como ya es tradicional, el Banco de España avanzó hace dos semanas su previsión. El crecimiento sobre el trimestre anterior habría sido del orden del 0,8%, tasa que no está nada mal, pues supone más del 3% en tasa anualizada, doblando las registradas en los dos primeros trimestres del año. El Gobierno debería sentirse, por tanto, contento si el dato final que publique el INE fuera similar a éste, pues supondría una mejora respecto a los trimestres precedentes. El problema es que este crecimiento trimestral sería inferior en dos décimas porcentuales al que se registró en el mismo trimestre del año anterior y eso implica que la tasa interanual, que es la que en España se utiliza comúnmente, se reduciría en esas dos décimas, pasando del 2 al 1,8%. El Gobierno esperaba que esta tasa se situara por encima del 2%, pues sólo así sería factible acercarse a su previsión para el conjunto del año del 2,2%; de ahí su reacción inicial diciendo que esta estimación se quedaba corta. Al contrario ha reaccionado la oposición, pues a ésta le interesa que el Gobierno quede desacreditado en sus previsiones. Triste espectáculo ver a la clase política en pleno tratando de presionar a las instituciones, cuya independencia de criterio es parte esencial del buen funcionamiento de las sociedades más avanzadas.

En estas circunstancias, el profesional que se arriesgue a dar su diagnóstico se expone a recibir bofetadas, de una parte o de la otra, o incluso de las dos. Pero lo prometido es deuda, así que les daré mi opinión. La información que ofrecen las decenas de indicadores no es unidireccional. Muchos de ellos nos dicen que el tercer trimestre ha sido mejor que el segundo, pero otros muchos nos dicen lo contrario. Esto ya nos indica que estamos en un momento de cambio cíclico. Sopesando y ponderando toda la información, mi impresión es que las estimaciones del Banco de España son bastante realistas. Los datos, muy importantes, de la EPA, conocidos posteriormente a la publicación de dichas estimaciones, creo que son ilustrativos: la tasa interanual de crecimiento del empleo se desaceleró en el tercer trimestre cinco décimas (véanse gráficos adjuntos). A partir de este dato, es difícil estimar que el crecimiento interanual del PIB se haya acelerado. Para ello habrá que esperar algún trimestre más.

En todo caso, nuestro problema no es de deflación, sino de inflación. Si no, pregúntenle al IPC de octubre.

Ángel Laborda es director de coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorros Confederadas para la Investigación Económica y Social (FUNCAS).

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