Retorno a los orígenes

Antes de ser famosa por los Pokémon o por la Game Boy, Nintendo ya había llegado a muchos chavales a través de unas sofisticadas maquinitas llamadas Game & Watch. Era una consola portátil con un solo juego que se alimentaba con dos pilas botón.

Pero no sólo eran un videojuego portátil, sino también un divertido reloj despertador digital. Su pantalla de cristal líquido reproducía los movimientos con el encendido consecutivo de un mismo dibujo.

Los primeros Donkey Kong habitaron en blanco y negro en estas consolas, verdadero germen de la Game Boy. Muchos padres aún recuerdan el pitido metálico continuo que emitían las Game & Watch a modo de música y efectos sonoros.

Después estas consolas se clonaron hasta la saciedad y aún hoy se encuentran en tiendas de todo a cien y en los mercadillos máquinas que usan esta vetusta tecnología para reproducir decenas de juegos.

Nintendo recuerda estas máquinas en una colección de juegos para Game Boy Color llamada Game & Watch Gallery 1, 2 y 3. Pero ha sido en la cuarta entrega para la consola Game Boy Advance donde la compañía ha alcanzado la perfección. Se trata de un cartucho que contiene seis de estos clásicos en dos versiones, la original y una remasterización usando todo el potencial y colorido de la máquina.

Además viene cargado con regalos que se consiguen a base de ganar estrellas jugando.

Entre estos regalos están otros cinco juegos, también con las versiones antiguas y modernas. Y son el mítico Donkey Kong, Mario Bros, Chef...

Los juegos clásicos son idénticos a los originales. Llama la atención ver cómo se han reproducido los gráficos, que a pesar de ser de un solo color tenían mucha gracia. Se ha calcado incluso el efecto fantasma que caracteriza las pantallas de cristal líquido, que hace que se vean todas las posiciones posibles de un personaje, por la naturaleza de esta tecnología. El sonido es mellizo del original. La experiencia de este reencuentro es similar a ver en DVD una película clásica.

Game & Watch Gallery Advance no pierde ni un ápice de diversión. Los personajes responden a los mandos como lo hacían con los botones de la consola original, proporcionando una acción que logra enganchar durante horas.

Las versiones remozadas no sólo son una mejora gráfica. También se han añadido nuevas reglas de juego para crear una experiencia nueva.

En algunos casos, como en Donkey Kong JR, se consigue tanto que es una experiencia muy distinta. Evidentemente las nuevas versiones no tienen el glamour de los clásicos, pero hay que reconocerle a Nintendo que, pudiendo haber metido los seis juegos originales sin esfuerzo, haya realizado estos remakes que explotan la potencia de la máquina y que serán los que más gusten a los que no jugaron con los originales.

Conscientes del valor antológico del cartucho, Nintendo ha incluido otros pequeños regalos, como el Museo, en el que aparecen otras nueve ejemplares de Game & Watch que no permiten el juego pero que muestran con movimiento y texto en qué consistían.

La posibilidad de guardar cualquier partida es una de las innovaciones más interesantes, así como la de poder jugar a los títulos clásicos por primera vez entre dos usuarios mediante el cable de conexión de consolas.