Metro sin humos
Todavía hay mucha gente que no quiere enterarse de que en el metro no se puede fumar. Afortunadamente, ya nadie lo hace en los vagones, pero sigue habiendo individuos que fuman en pasillos, andenes e incluso algunos que apuran para tirar el cigarrillo hasta que el tren está cerrando sus puertas y echan la última bocanada de humo ya dentro del vagón.
Pero los que más me molestan son los que su drogodependencia les impide esperar un poco más cuando la salida ya está cerca y encienden el cigarrillo en las escaleras mecánicas.
A los que vamos detrás no nos queda ninguna escapatoria y nos tragamos su asqueroso humo sin remedio. Además, suelen coincidir varios ansiosos simultáneos, con lo que el agobio es mayor.
Por si acaso es cierto que todavía hay gente que no se ha enterado de que está prohibido fumar en toda le red de Metro, propongo pequeños carteles en cada máquina canceladora de billetes que lo adviertan, con lo que nadie podrá alegar falta de información.
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