Youssou N'Dour se aleja de la música pop en 'Nothing's in vain'
'Los sonidos africanos empiezan a ser comprendidos', dice el cantante
Tres niños juegan al fútbol en el paisaje desolador de Kabul. Es la portada de Nothing's in vain (Coono du réér), el nuevo disco del senegalés, que utiliza por primera vez instrumentos tradicionales. Youssou N'Dour, que se dio a conocer junto a Peter Gabriel y se hizo popular con Neneh Cherry, tiene una voz que Gabriel definió como plata líquida, y es un hábil empresario, con un estudio de grabación y su propio sello en Dakar.
'La foto de la portada me encanta', dice Youssou N'Dour (Dakar, 1959). 'Explica que los esfuerzos, por pequeños que sean, no resultan inútiles. Un niño que juega al fútbol, entre el polvo y la miseria, puede encontrarse un día en un Mundial. Es el caso de Ronaldo, de Diouf... Con ello quiero decir que una música tocada en el lugar más remoto de África puede llegar a ser importante'.
La música y el deporte son motivo de orgullo para los habitantes de un continente arrasado y, sobre todo, ejemplo de superación para los niños africanos. 'Que sepan que con el talento y el esfuerzo pueden triunfar en la vida. Esa esperanza ha nacido hoy en muchos millones de jóvenes y eso es mejor que nada', afirma. 'Hay siempre prejuicios de la gente sobre los africanos e incluso de los africanos sobre ellos mismos. Si un africano llega a un estudio de grabación, recién aterrizado de África, y se encuentra con un blanco, puede que cambie su música. No porque no tenga talento sino porque no tiene experiencia y ve el mundo occidental como un mundo perfecto donde están el dinero, la calidad de vida... Eso es algo que está sucediendo. Al mismo tiempo, los africanos se dicen que jamás podrán tener éxito en ese medio occidental'.
Alejándose del pop de anteriores grabaciones, y cantando básicamente en wolof -el inglés dominaba últimamente-, Youssou N'Dour ha recurrido a instrumentos tradicionales como la kora -especie de arpa de 21 cuerdas-, el xalam -pequeño laúd de cinco cuerdas- o el riti -violín de una cuerda-. Mezclados con guitarras y bajos eléctricos, y con arreglos contemporáneos. La idea surgió a raiz de Kirikú, película de dibujos animados de Michel Ocelot. 'Me puso como condición que utilizara únicamente instrumentos tradicionales. Lo hice y algo se despertó en mí. Como si viajas muy lejos y de lejos ves cosas que están a tu alrededor que no veías', explica. 'La cuestión era saber si mis canciones podían llegar a mezclarse con esos instrumentos sin traicionar su lado actual y sin traicionar a los instrumentos'.
Al margen del mercado internacional, Youssou N´Dour publica en Senegal, en su sello Jololi, grabaciones con temas distintos o versiones diferentes. 'Saco lo que me apetece. En realidad me permito hacer remezclas de mis canciones para la gente de Dakar, para los clubs... En Occidente se toma mucho más tiempo preparando un disco y allí va todo muy rápido', cuenta. 'Pienso que las músicas de África empiezan a ser mejor comprendidas. El público está mucho más dispuesto a aceptarlas, a meterse dentro y vibrar, no sólo a hablar de ellas'.
Se cumplen 22 años ya de Super Etoile de Dakar la banda que le acompaña siempre. 'A veces me pregunto qué me queda aún por demostrar, pero la verdad es que me sigue apasionando la música. Hemos evolucionado juntos y hay toda una sabiduría que entra en lo que hacemos y que quizá sea una aportación para los jóvenes que vienen tras nosotros. Que vean que se puede ser solidario y crecer junto a otros', dice. Para el año próximo, y una vez terminada la extensa gira mundial de presentación de Nothing's in vain (Coono du réér), el senegalés baraja el proyecto de 'mezclar en un disco la música de África occidental y la de Egipto'.
Youssou N'Dour, un auténtico héroe en su país, ha preferido invertir su dinero en Xippi, un sofisticado estudio de grabación en Dakar que comprarse un velero, una mansión en la campiña inglesa o una isla. 'Es mi Ferrari', asegura. 'Cada día voy allí con ideas. Grabo kilómetros de cintas. Me permite hacer un trabajo enorme y producir a otros artistas. Y mi música se beneficia de ese ambiente'. En África las cintas piratas se venden por millones. En Europa la industria parecía despreocuparse hasta que la plaga se ha abatido sobre ella. 'Para mí el trabajo que debe hacerse es el de concienciar a la gente que escucha esta música. Creo que tiene también que protegerla. Que sea consciente de que si compra la cinta va a permitir al artista poder publicar otra', explica. 'El problema es que la gente tiene la sensación, y es verdad, de que el dinero se lo queda la compañía discográfica'.
Brassens y el fútbol
Youssou N'Dour canta una canción de Georges Brassens sobre un poema de Aragon: Il n'y a pas d'amour heureux (No hay amor feliz). 'Quería tocarla con instrumentos tradicionales para decir que las músicas, vengan de dónde vengan, pueden unirse y ser un poco más universales'. La descubrió hace dos años en Francia: 'La escuché en la radio y salí a buscar el disco. Hay canciones que a uno le gustaría haber escrito'.
Aficionado al fútbol, recuerda la inesperada victoria sobre Francia en la inauguración del Mundial. 'Significaba que África, en todos los terrenos, tiene talento, personalidad. Además era algo simbólico porque Francia fue el país que colonizó Senegal y muchas cosas buenas y menos buenas sucedieron entonces. En el equipo de Francia hay leones azules como Vieira, que nació en Senegal, y en el de Senegal azules leones como Sylvain N'Diaye, nacido en París. Así que simbolizaba muchas cosas que hemos compartido y muchas diferencias. Por eso era importante ganar'.
Babelia
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