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Reportaje:

Los nervios de Guti

La víctima de Ronaldo cada vez controla menos su desesperación

'Dígalo, hombre, por lo menos diga que quiere que ganen los otros', gritó ayer fuera de sí Guti a Del Bosque en el entrenamiento. El asunto no era grave, ni mucho menos. Simplemente, el técnico, árbitro de una pachanga, concedió un último gol polémico que supuso la derrota del equipo del canterano. Lo que ocurre es que a Guti cada vez le cuesta más controlar su desesperación.

La aparición de Ronaldo en el once titular le ha devuelto al anonimato. De ser el nueve que aclamaba la afición, gracias a actuaciones como la de Roma en aquel primer choque de la Champions, y de volver a la selección, ha pasado a no jugar ni un minuto en Oviedo, mientras Tote y Portillo, con sus goles, se llevaron todos los honores.

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Guti siempre ha pagado un peaje especial durante su carrera. Los técnicos le han movido de posición según las necesidades puntuales del equipo. Partió como mediapunta y ha terminado como delantero centro. Hasta la fecha estos cambios siempre los había asumido con paciencia. Justo lo que casi nunca ha tenido la hinchada del Bernabéu con él. Cuando atravesaba su mejor momento, la llegada de Ronaldo le ha puesto por delante un nuevo camino de espinas.

Tras calentar toda la segunda parte en A Coruña para salir en el último minuto, el delantero ha dado muestras esta semana de no soportar más. En el entrenamiento de ayer, antes de sus airadas palabras hacia el técnico, Guti ya tuvo una tarascada con Hierro nada más comenzar el partidillo, que reunió a los que no jugaron contra el Oviedo. Tras conceder Del Bosque un último gol polémico que supuso la derrota de Guti, el jugador se retiró muy acelerado hacia los vestuarios. Segundos después, en el túnel sólo se oyó un sonido metálico. Fue un contundente puñetazo suyo para descargar adrenalina y evitar soltar improperios más fuertes.

Hace unos fechas, en un ejercicio rutinario, que repiten penitentemente los jugadores jornada tras jornada, le dio por tener el objetivo sospechosamente desviado. Sólo tenía que tirar a escasos nueve metros de la portería, pero el balón sobrevoló varias veces y de largo, las vallas metálicas.

A continuación, y ante la petición de una entrevista por parte de una cadena televisión, ya anunció la tormenta que luego sí se produjo: '¿Para qué quieres una entrevista, para que raje de la plantilla y la monte?'. Y la montó. Que si es duro estar en el banquillo, que si le cuesta asimilar el no jugar, que si en Riazor la táctica hubiera sido más ofensiva se podría haber ganado...

La irrupción de Ronaldo le ha llevado al ostracismo, justo lo que más odia. Sobre todo, tras luchar para hacerse un hueco en el club. Su conocida forma de vestirse le ha rodeado de detractores, sin tener en cuenta su fidelidad a la elástica blanca.

Guti comenzó la temporada reivindicando la posición de nueve, la que unos meses antes le habían impuesto. Metió un gol en la final de la Supercopa contra el Feyenoord, cuatro en la Liga de Campeones y otro en la Liga. Con Ronaldo en el campo, lo que excluye el encuentro de Copa, los de Chamartín sólo han ganado al Alavés, el día del fantasioso debú del brasileño. Luego vinieron las derrotas sangrantes frente al Roma y al Racing de Santander, y los empates contra el Villarreal, el AEK de Atenas y el Deportivo. Y lo que es peor, al equipo le cuesta sobremanera hacer goles y crear oportunidades claras.

Las cifras avalan a Guti, que todavía es el máximo goleador de la plantilla, pero Vicente del Bosque no entiende de algoritmos; entiende de historia reciente y ésta dice que Ronaldo puede volver a tener queroseno en sus venas en cualquier momento. Precisamente por eso, el delantero ha introducido una nueva variante en su crítica: cuestionar el sistema de juego planteado por el entrenador el pásado sábado en A Coruña.

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