¿Y ahora qué?

Creíamos que no existía la censura; pero el Govern prohíbe los libros de texto que no utilizan el vocabulario que ellos imponen.

Creíamos que la cultura había dejado de ser algo político, que los profesores podían hablar con libertad sin importar la ideología ni el lugar de nacimiento de los autores a tratar.

Creíamos que la Universitat era quien tenía la autoridad científica, que nadie se atrevería a afirmar que la única carrera en la que se estudian la lengua y literatura de este País no sirve. Pero de nada vale la verdad. ¿Qué importa la ilusión, el trabajo o la sensibilidad de la gente, cuando está en juego el poder?

Pensábamos que la Universitat se preocuparía, pero las relaciones entre ésta y el Govern Valencià siguen inalterables; y que el primer partido de la oposición se pronunciaria de una manera clara al respecto, pero no ha sido así.

Encendemos la Televisió Valenciana inmersa en un caudal de mentiras y silencios, de discursos estériles cuya constante es la palabra 'democracia'.

Quieren acabar con la Licenciatura en Filología Catalana, con su lengua y su literatura, que es la nuestra. Y ya sólo nos queda gritar; oír entre el silencio y la impotencia, que de nada nos sirve este juego democrático donde un miserable puñado de votos vale mucho más que la dignidad y las ideas.