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Berlusconi logra aprobar la ley que permitirá recusar a un tribunal

El director Nanni Moretti acude a protestar al Parlamento mientras la izquierda se abstiene

El Parlamento italiano dio luz verde definitiva ayer a la ley Cirami, que reintroduce el principio de la 'sospecha legítima' de falta de imparcialidad de un tribunal para obtener el traslado de sede en un juicio. La ley, presentada este verano por el senador ex democristiano Melchiorre Cirami, fue aprobada en la Cámara Alta el 2 de agosto en medio de feroces protestas, tanto en el aula como en la calle. El acto final de la ley Cirami en su tormentoso y breve pasaje parlamentario estuvo dominado ayer por las mismas protestas. Sólo los diputados de la coalición gubernamental (Casa de las Libertades) votaron el texto (que ha sido revisado dos veces en cada Cámara por culpa de un error de redacción), mientras los parlamentarios del centro-izquierda abandonaban el aula entre gritos de 'vergüenza'. El portavoz de El Olivo en esta sesión, Marco Boato, anunció que la oposición se abstendría. 'Sois vosotros los que habéis querido esta ley vergonzosa, pues votadla vosotros públicamente', dijo.

A la sesión asistió el director de cine Nanni Moretti, líder del movimiento de los girotondi (corros de protesta), sentado en la tribuna de invitados. Moretti recibió los aplausos de los diputados de El Olivo y sonoros abucheos procedentes del sector que ocupa la Liga Norte. Los liguistas le mostraron carteles en los que se leía 'Vete a trabajar', mientras arreciaban los insultos en el aula.

La nueva ley, que necesita aún la firma del presidente de la República para ser promulgada oficialmente, permitirá a un procesado descontento con el tribunal que le juzga presentar un recurso por presunta falta de imparcialidad y lograr el traslado del proceso. El efecto más inmediato de la ley es el retraso de un juicio, caso de que el Tribunal Supremo acepte el recurso de traslado. Para la coalición de centro-izquierda, la ley Cirami no es más que una vía legal para permitir superar sus problemas judiciales al primer ministro, Silvio Berlusconi, y a uno de sus principales colaboradores, el ex abogado y diputado de Forza Italia Cesare Previti, en estos momentos procesado en Milán en dos juicios conectados, en los que se le acusa de corrupción a jueces. Milán, sede judicial donde surgió el movimiento de jueces Manos Limpias que destapó el escándalo de corrupción político-financiera conocido como Tangentópoli, es para Berlusconi poco menos que el cuartel general de las toghe rosse, los jueces rojos a los que acusa de perseguirle por motivos políticos.

En el caso de Previti, sus abogados han recusado ya al tribunal milanés y la nueva ley, que puede aplicarse con carácter retroactivo, permitiría ahora sustentar legalmente este recurso. La justicia italiana absolvió ayer, por prescripción del delito, al primer ministro, Silvio Berlusconi, acusado de haber comprado al futbolista Gianluca Lentini con dinero negro.

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