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Entrevista:ROBERT LAMB | Virólogo experto en bioterrorismo

'Lo del ántrax fue 0,0001% 'bio' y 99,9999% terrorismo'

El biólogo estadounidense Robert Lamb considera que la evolución natural ha logrado patógenos con la 'máxima potencia' y no le parece que en los laboratorios se pueda hacer algo mucho peor, excepto al manipular los genes que determinan a qué especie infecta un virus o una bacteria y se pueda ampliar así su campo de acción. En ese caso hay que tener mucho cuidado, insiste. Como experto en virus y en bioseguridad, ha sido miembro del comité de la Academia Nacional de Ciencias (EE UU) que ha preparado las recomendaciones a la Casa Blanca sobre bioterrorismo y manipulación genética de virus. Recientemente, Lamb (investigador del Instituto Médico Howard Hughes y profesor de Biología Celular y Molecular de la Universidad Northwestern) ha participado en Madrid en un simposio de la Fundación Juan March sobre Ingeniería de genomas de virus RNA como vectores bioseguros y ha pronunciado una conferencia en el Centro Nacional de Biotecnología (CSIC).

'No se ha hecho ningún patógeno peor que lo que la naturaleza ha logrado'
'La construcción de un virus artificial de la polio es puro sensacionalismo'

Pregunta: ¿Es el bioterrorismo una grave amenaza?

Respuesta: Sí, creo que puede serlo. Sabemos que en Rusia, investigando en armas biológicas, tuvieron accidentes con el virus de la viruela, se les escapó y hubo gente contagiada. Se sabe que intentaron buscar formas de liberar los patógenos, por ejemplo, con misiles que formaran una nube.... La cuestión es que sin medios avanzados para dispersar los agentes, incluso el virus de la viruela, que se difunde fácilmente, es muy difícil un ataque bioterrorista. Cabe imaginar que una persona se infecte con viruela para difundir el virus, viajando en avión o contaminando una ciudad...

P. ¿Quiere decir una forma de bioterrorismo suicida?

R. Sí. Pero incluso así es muy difícil lograrlo porque el terrorista tendría que esperar a estar realmente enfermo para ser un buen vehículo de la infección y entonces no podría ni levantarse de la cama. Aun así, sí creo que es posible el bioterrorismo. Pero hay que tener cuidado con la misma definición de bioterrorismo. El asunto del ántrax en EE UU fue el 0,0001% de bio y el 99,9999% de terrorismo. Aterrorizó a la población. Murieron cinco personas y otras 18 enfermaron, pero ¡fíjese lo que hizo! Las salas de urgencia de los hospitales llenas, muchísimas personas asustadas aduciendo síntomas y los médicos intentando dilucidar si eran casos de ántrax o sencillamente psicosomáticos...

P. ¿Qué es más peligroso: los virus letales conocidos, los organismos creados por ingeniería genética, o los patógenos naturales mejorados en los laboratorio?

R. Es complicado. La viruela es muy eficaz matando gente, la mayoría de los afectados mueren. Pero también lo es la gripe, que se difunde muy fácilmente, y que en 1919 mató entre 20 y 25 millones de personas en el mundo. En cuanto a la modificación de organismos por ingeniería genética, realmente no se ha hecho nada peor con los virus de lo que la evolución natural ha logrado, sencillamente porque los patógenos han evolucionado durante cientos de millones de años alcanzando potencia máxima. Hay una excepción: la manipulación de algunos genes de los virus que definen el rango de los organismos anfitriones. Hay virus de ratones, de perros, de humanos... y hay que tener mucho cuidado con las manipulaciones que permitan transferir las infecciones de unas especies a otras.

P. ¿Esto aumenta la amenaza?

R. Este tipo de manipulación no es algo que puedan hacer fácilmente unos terroristas porque exige muchísimo conocimiento científico que no esta al alcance de cualquiera, por loco que sea. Y está siempre el problema de cómo dispersar el patógeno.

P. Hace poco unos investigadores estadounidenses anunciaron que habían construido un virus de polio en laboratorio con secuencias genéticas fácilmente adquiridas para demostrar lo fácil que sería para un grupo terrorista hacer algo así. ¿Qué le parece el experimento?

R. No tiene ningún interés. Se había hecho ya hace diez años por otra vía y se sabía que era factible. Es puro sensacionalismo. Lo que me hubiera sorprendido es que no funcionase el virus así construido.

P. No entiendo qué ventaja tendría en bioterrorismo un virus artificial frente a un patógeno de la polio natural.

R. Ninguna. Bastaría con ir a cualquier país donde hay polio y tomar el virus. No tiene sentido construirlo en un laboratorio. El experimento no es más que un truco de teatro, como sacar un conejo de una chistera aunque todo el mundo sabe que dentro hay un conejo normal y corriente. No se por qué lo sacó una revista como Science, sólo para que saliera en los periódicos.

P. ¿Se hace investigación específica sobre protección frente al bioterrorismo?

R. Hasta hace poco era difícil porque muchos de los agentes exóticos que podrían ser armas biológicas no están extendidos produciendo enfermedades humanas y económicamente no era viable. Pero el ejército estadounidense sí ha hecho vacunas contra algunos flavivirus y otros patógenos, vacunas que no han sido aprobadas para uso general de la población.

P. La investigación de los gobiernos con armas biológicas, ¿no puede ser utilizada por terroristas?

R. Podría, pero no creo que la investigación básica les sirva. El ántrax, por ejemplo, el microorganismo como tal está en el suelo en cualquier parte. El conocimiento sobre cómo dispersarlo de forma eficaz para atacar, sí puede ser un conocimiento de expertos que les sirva.

P. La Academia Nacional de Ciencias de EE UU ha criticado la limitación del Gobierno sobre la libre publicación de resultados científicos. ¿Qué le parece?

R. Hay que tener mucho cuidado para no acabar paranoicos. Lo último que desean los científicos es tener a alguien, a los políticos o los burócratas, diciéndoles lo que pueden y lo que no pueden hacer. Creo que el científico tiene que tener la responsabilidad de ser cuidadoso con lo que puede y no puede publicar. No hay necesidad de dar a conocer cómo hacer un arma, eso debe de permanecer secreto, como de hecho sucede porque supuestamente EE UU no tiene ningún programa de guerra biológica, en cumplimiento de las convenciones y tratados que ha firmado. Por otro lado, sería terrible detener la investigación porque necesitamos comprender las enfermedades: si no sabemos qué genes están implicados y cómo, incluso en la viruela, no entendemos por qué mata a la gente.

P. Y la ciencia necesita la comunicación de los descubrimientos.

R. Completamente. La Academia de Ciencias está muy preocupada con esto. Hay que tener mucho cuidado especialmente con la Administración Bush, que tiende a ser muy manitas en la forma de hacer las cosas.

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