20.000 abogados vigilarán las elecciones para denunciar irregularidades en el recuento
Tras el espectáculo del año 2000, EE UU se prepara para vivir hoy otra larga noche electoral
La noche electoral de hoy puede ser larga. Quizá tanto como la de las presidenciales, que duró cinco semanas y sólo concluyó con una polémica decisión del Tribunal Supremo de EE UU. Los resultados prometen ser reñidos en muchas circunscripciones, y las características de los sistemas de votación auguran dificultades en el recuento. Los grandes partidos han movilizado un ejército de 20.000 abogados, 10.000 por bando, listo para pleitear en cuanto surjan controversias sobre los resultados. 'Florida nos enseñó a estar preparados', dijo Alex Vogel, del Comité Nacional de Senadores Republicanos.
Los abogados demócratas y republicanos están distribuidos por todas las circunscripciones, con retenes especiales en las que se prevén especialmente conflictivas. Son, en su mayoría, voluntarios del propio partido, aunque en algunos casos se cuenta con bufetes preparados para desarrollar batallas legales de alto nivel y costes en consonancia.
Los demócratas anuncian que centrarán su atención durante la jornada en detectar cualquier indicio de intimidación sobre los votantes, una práctica tradicionalmente atribuida a los republicanos. Los republicanos, por su parte, temen que sus adversarios cometan fraudes electorales. En las reservas indias, que suelen apoyar masivamente a los candidatos demócratas, no es raro que voten los difuntos. Los principales problemas, sin embargo, pueden plantearse una vez cerradas las urnas, como ocurrió en Florida en otoño de 2000.
Minnesota tendrá, por ejemplo, un recuento difícil. Los votos serán de papel, porque no hubo tiempo de adaptar los sistemas mecánicos cuando el senador demócrata Paul Wellstone murió en accidente, el 25 de octubre, y fue reemplazado a toda prisa por el ex senador y ex vicepresidente Walter Mondale. El Tribunal Supremo del Estado no ha dejado claro si los votos emitidos por correo a favor de Wellstone, antes de su muerte, podrán contabilizarse o no como votos para Mondale, y esa es una potencial fuente de pleitos.
Georgia, que era uno de los Estados más caóticos en cuanto a sistemas de voto (se empleaban papeletas, tarjetas perforadas, palancas o dos clases de lectores ópticos, según la circunscripción), estrena hoy un sistema unificado y moderno de pantallas sensibles, similares a las de los cajeros automáticos. La experiencia de Miami, que modernizó sus sistemas tras el fiasco de 2000 para comprobar que los nuevos métodos fallaban también miserablemente en las primarias demócratas de septiembre, causa bastante inquietud. El gobernador, el demócrata Roy Barnes, ha hecho todo lo posible: ha gastado cuatro millones de dólares en cursillos de formación para los operadores de las pantallas, tiene 500 técnicos preparados para emergencias e incluso ha enviado un destornillador y pilas de repuesto a cada colegio electoral.
Recuentos lentos
En algunos Estados, la lentitud está asegurada. En Oregón, donde todos los votos se realizan por correo, no hay esperanzas de tener resultados antes de dos o tres días, en el mejor de los casos. En el Estado vecino, Washington, el recuento de las papeletas formalizadas por vía postal duró un mes en las presidenciales de 2000. En Luisiana, la senadora demócrata Mary Landrieu, clara favorita, se enfrenta a tres aspirantes republicanos, y si no obtiene más del 50% de los votos tendrá que ir a una segunda vuelta en diciembre contra el rival mejor situado.
Resulta verosímil la hipótesis de que se ignore el ganador de las elecciones en el Senado cuando el Congreso reinicie las sesiones, el 12 de noviembre, aún con los miembros salientes.
En ese momento, los republicanos dispondrán probablemente de la mayoría, porque el sustituto temporal del fallecido Paul Wellstone será, hasta que Walter Mondale o su rival Norm Coleman se incorporen en enero, un independiente simpatizante de los conservadores.
Si el republicano Jim Talent gana en Misuri a la senadora Jean Carnahan, introducida en la Cámara Alta en nombre de su marido, muerto días antes de las elecciones de 2000, con un mandato especial de sólo dos años, se incorporará ya en noviembre, reforzando la provisional mayoría republicana.
El presidente George W. Bush podría utilizar esa ventaja temporal, que durará hasta el 3 de febrero, cuando se constituirá el nuevo Congreso, para conseguir la ratificación de los nombramientos políticos y judiciales que los demócratas han conseguido bloquearle en los pasados meses.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.