La directora del Etnológico recalca que la exposición de artes marciales es privada
La directora del Museo Etnológico de Barcelona, Carme Fauria, recalcó ayer que la exposición de artes marciales instalada en una sala del centro es absolutamente privada y no está abierta al público. La exhibición, subrayó, se montó como acompañamiento a la presentación de un libro, y el museo, que se ha limitado, dijo, a alquilar sus instalaciones, declina toda responsabilidad sobre la misma. La exhibición, que permanecerá toda la semana en el centro hasta su desmontaje el fin de semana próximo, se compone de diverso material de coleccionistas privados relacionado con las artes marciales y los ninjas, especialmente con el sistema Bujinkan Budo Taijutsu y uno de sus grandes maestros, Masaaki Hatsumi.
La exposición ha sido organizada por Àlex Esteve, instructor senior (shidoshi), 9º Dan, del sistema de Hatsumi, autor del libro sobre sus enseñanzas Caminando por la esencia del arte marcial (que es el que se presentó el sábado) y responsable de una escuela (Bujinkan Àlex Esteve Dojo, radicada en un gimnasio de El Prat) en la que se enseñan las técnicas del maestro.
En la exhibición figuran, entre otras piezas, espadas samuráis (auténticas y copias), otras armas típicamente empleadas por los ninjas (en cuya forma de lucha Hatsumi es un especialista), y fotos y libros del maestro, autor, entre muchas otras obras, de The grandmaster's book of ninja training (1998).
Ninjas y filosofía
Esteve matizó ayer a este diario que pese a que entidades como el FBI, el Pentágono y la Guardia Civil han estado interesados en las enseñanzas de Hatsumi, este es un personaje de indudables valores filosóficos y humanistas, como lo prueban la bendición del Papa (el documento de la cual se muestra en la exposición) y el que la Casa Imperial japonesa le haya nombrado Tesoro Nacional Viviente. Esteve reivindicó el papel histórico de los ninja frente al 'tópico' de asesinos enmascarados a sueldo.
La directora del Etnológico subrayó que la exposición llegó al museo a través del consulado de Japón y que eso le pareció suficiente garantía, aunque señaló que un acto privado de esas características no tenía por qué adecuarse a las líneas expositivas del centro, que no van precisamente, matizó, por abordar las artes marciales.
Fauria insistió en que la exposición no está abierta al público, sino que se montó sólo como un apoyo concreto para la presentación del libro y aprovechando que la sala de exposiciones temporales quedaba vacía. Justificó la permanencia de la exhibición en el centro durante tantos días en que los responsables de la misma trabajan y no pueden desmontarla hasta el fin de semana. Negó que los miembros de la asociación pudieran entrar libremente estos días a ver la exposición y admitió que quizá ha pecado de ingenuidad al no analizar a fondo el contenido de la exhibición y no tener en cuenta la eventualidad de que pudieran confundirse las ideas del colectivo organizador con las del museo.
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