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Adiós a un 'elefante' del pujolismo

En el curso de un seminario sobre energía celebrado el pasado 25 de junio en la sede de Fomento del Trabajo Nacional, Antoni Subirà explicó que la empresa pública francesa EDF mantiene intactas sus centrales nucleares gracias a que satisface bajo mano a los grupos políticos de la izquierda. Después de aquel seminario público, Subirà confesó que se permitía decir las cosas así de claras porque ya se sentía casi por encima del bien y del mal. Era consciente de que su carrera política tenía fecha de caducidad, a partir del momento en que el presidente de la Generalitat, Jordi Pujol decidió que no volvería a ser candidato en 2003.

La marcha de Subirà (Mataró, 1940) simboliza como pocos gestos el lento adiós del pujolismo. Su salida del Gobierno marca el fin de una época: Subirà no sólo ha sido desde 1980 uno de los más fieles colaboradores de Pujol -primero como jefe del grupo de CiU en el Parlament y desde 1989 como consejero-, sino que está emparentado con el presidente -su esposa, Josefa Comas, es prima de Pujol- y ha sido uno de los tutores políticos de Oriol Pujol, hijo del líder nacionalista, al que ha situado como secretario general de Industria.

Su marcha ha sido reclamada infinidad de ocasiones por la oposición, pero su permancia se convirtió en un lastre incómodo para el propio conseller en cap, Artur Mas. La mejor forma para intentar demostrar que ya vuela por su cuenta era despedir al último vestigio de la era Pujol, uno de los elefantes del pujolismo, y colocar en su puesto a una persona de su máxima confianza como Antoni Fernández Teixidó.

A partir de hoy, a Subirà le espera una silla de docente en el Instituto de Estudios Superiores de la Empresa (IESE), la escuela de negocios vinculada a la Universidad de Navarra, en cuyo caldo intelectual el ex consejero, devoto de San Josemaría, se mueve como pez en el agua.

Subirà, ingeniero formado en el Instituto Industrial de Terrassa, era el consejero más longevo de Pujol. A mediados de la década de 1990, el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) le investigó por presunto cohecho, aunque acabó archivando el caso y su gestión como consejero ha sido puesta en entredicho por la izquierda, que le ha acusado reiteradamente de 'corrupción' y de nepotismo. En la larga lista de conflictos que le ha enfrentado con la oposición destaca su supuesta obstrucción a la investigación del caso Turismo -por el que presuntamente el Gobierno encargó informes a empresas vinculadas a dirigentes de CiU que luego no llegaron a entregar sus trabajos-, la polémica gestión de la Maison de la Catalogne en París y los problemas de suministro eléctrico.

Subirà ha defendido sin complejos la deslocalización de empresas catalanas animándolas a trasladar plantas de producción a países con costes laborales más bajos para ganar competitividad e internacionalizar la economía catalana. Pero el fenómeno ha afectado de lleno a Cataluña en el sentido contrario, ya que el caso Lear ha sido uno de los más emblemáticos: la multinacional de componentes del automóvil se ha trasladado a Polonia en busca de salarios más bajos. La oposición no sólo acusó a Subirà de pasividad en este caso, sino de connivencia por la participación del entorno familiar de Pujol: el secretario general de Industria era Oriol Pujol y la empresa que elaboró la estrategia para cerrar Lear era Europraxis, vinculada a Josep Pujol.

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