El vaivén de los precios de los combustibles

El precio de los carburantes subió entre enero y septiembre una media del 4%, tanto por el coste del crudo como por la introducción del 'céntimo sanitario', el nuevo impuesto del Gobierno español para financiar la sanidad. El 70% de lo que paga el consumidor por litro de carburante son impuestos; el 30% restante corresponde al margen bruto del operador, que se reparte entre los costes de producción, su margen de comercialización y la comisión del gasolinero. Ambos componentes se mantienen por debajo de la media europea; pero la renta per cápita española también.

Las petroleras aseguran que el margen neto por litro es inferior al margen minorista; los gasolineros ponen en duda esa caída de rentabilidad

El precio del gasóleo de automoción también sube porque las petroleras europeas tienen mayor capacidad para refinar gasolinas

El precio final de los combustibles, tanto en España como en otros países, viene determinado por los costes de producción, transporte, almacenamiento y distribución, además de la cotización internacional del producto, gasolina o gasóleo, más los impuestos vigentes en cada mercado, que en el caso europeo llegan a representar el 70% del precio de venta al público (PVP). Es decir, de 81,97 céntimos de euro que, como media, cuesta al consumidor europeo (incluidos los precios españoles) un litro de gasolina sin plomo, 50,88 céntimos de euro corresponden al impuesto especial de hidrocarburos (IE) y al impuesto de valor añadido (IVA).

El resto, 31,09, que sería el precio antes de impuestos (PAI) o margen bruto, se divide entre los costes de la cadena petrolera, su margen de comercialización y la comisión fija del minorista o gasolinero, cifrada en una media estable de 0,04 céntimos de euro (7 pesetas). El margen bruto del operador es mucho más volátil. Así, durante el año 2001 se duplicó respecto al anterior. Las razones de esta significativa diferencia, que no fue tan acusada en otros países de la Unión Europea, se atribuyen al precio del barril de brent en 2000, que estaba por encima de los 30 dólares, y a las presiones gubernamentales para contener los precios de venta al público.

Esto originó que los márgenes comerciales de las petroleras descendieran aproximadamente hasta casi 0,020 céntimos de euro. Por el contrario, después del atentado del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York, el precio del barril cayó hasta los 18 dólares y la cuenta de resultados de las compañías petrolíferas se recuperaron de forma espectacular, alcanzando un margen bruto de 0,050 céntimos de euro por litro en España. En esta especial coyuntura el precio medio de los carburantes no fue muy dispar, pasando de 136,3 pesetas/litro (82 céntimos de euro) en 2000 a 134 pts./litro (80,61 céntimos de euro) en 2001, siempre por debajo de la media europea que fue de 1,01 y 98,27 céntimos de euro en los mismos años.

Subidas antes de vacaciones

La incertidumbre actual en los mercados, provocada por la amenaza de Estados Unidos de atacar Irak, presiona los precios al alza. En lo que va de año, el precio de venta al público del litro de la gasolina sin plomo y del gasóleo de automoción (los productos que más se consumen) pasó en enero de 76,16 y 67,60, respectivamente, a 82,0 y 68,5 en julio, según los últimos datos ofrecidos por la Corporación de Reservas Estratégicas de Productos Petrolíferos (Cores). A pesar de estas subidas, el precio medio en España es habitualmente inferior al precio medio en Europa, ocupando los últimos puestos junto con Grecia y Portugal.

En el precio de los combustibles también influye, además de los factores ya mencionados, la política comercial de las operadoras que pueden decidir en qué momento ofrecer precios más o menos competitivos. No siempre las subidas y bajadas del precio de los combustibles coinciden con la misma oscilación en la cotización del crudo. En determinadas fechas -como antes de la salida de vacaciones de Semana Santa o un puente en el que están previstos muchos desplazamientos, similar al de Todos los Santos-, viene siendo una tónica habitual el aumento del precio final. El precio del gasóleo de automoción también sube, porque las petroleras europeas tienen mayor capacidad para refinar gasolinas. La dieselización del parque móvil europeo también contribuye a que el PVP del gasóleo tienda a igualarse al de la gasolina.

El precio de los carburantes ha sido siempre una fuente de conflictos con algunos sectores, que se ven muy afectados cuando sube, y la Administración. Tal es el caso del transporte por carretera que lleva tiempo solicitando un gasóleo profesional y aún no lo ha logrado. Durante la escalada alcista del petróleo en 2000, que afectó a todos los mercados, los transportistas sumieron al país en un clima inestable, manifestaron sus protestas en la calle por la carestía del gasóleo y amenazaron con una huelga que paralizaría el país. El Gobierno recomendó moderación al sector, a pesar de tratarse de un mercado libre, para que no se trasladaran los costes a los precios finales. En este contexto, las petroleras tuvieron que estrechar sus márgenes comerciales al máximo, llegando a alcanzar un beneficio de cero pesetas por litro. Fuentes de Repsol aseguran que el margen neto por litro de la compañía petrolífera es inferior al margen minorista o, lo que es lo mismo, a la comisión del gasolinero establecida en una media de 0,04 céntimos (7 pesetas).

Casto Bravo, portavoz de la Confederación Española de Empresarios de Estaciones de Servicio (CEEES), duda de que el margen neto de las operadoras sea menor al del minorista: 'la petrolera se quedaría con un margen inferior a cero si tenemos en cuenta que está ofreciendo 0,08 céntimos de euro por litro (14 pesetas) en los suministros directos a estaciones libres, el doble que a los abanderados. Verdaderamente esto sólo fue posible en una ocasión, durante el año 2000, cuando el crudo subió tanto y las compañías tuvieron que hacer un favor al Gobierno preocupado por la inflación. Lo que está claro es que las cuentas de las operadoras son opacas; de hecho, sólo hablan de su margen bruto y no del neto'. Cepsa, la segunda operadora nacional, con un 22,8% del mercado, ha declinado responder a las preguntas sobre precios para la elaboración de este reportaje por considerar que 'son datos internos de la compañía'.