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Reportaje:

Una locomotora a baja presión

Los empresarios alemanes siguen sin confiar en el futuro de la economía de su país

Javier Moreno

El principal indicador de confianza empresarial alemana, el Ifo, ha vuelto ha caer por quinto mes consecutivo, aunque la pérdida de medio punto no es de las peores. En cualquier caso, el dato liquida las pocas esperanzas de una temprana recuperación de la principal potencia económica de Europa, y con ella las del resto del continente. Incluso apunta a que la situación seguirá deteriorándose en los próximos meses.

Alemania atraviesa tiempos difíciles: durante este año, el 40% de las empresas, o han perdido o no han ganado dinero

Reinhard Kudiss mira por la ventana del despacho. En el gran patio interior acristalado de la gigantesca Casa de la Economía Alemana en Berlín, la sede de las patronales, la actividad es escasa (quizá porque son las diez de la mañana). Kudiss es uno de los principales asesores económicos de la BDI, la patronal de la industria. Mueve la cabeza y afirma: 'Las empresas alemanas ya no quieren invertir en este país'.

Ese vago sentimiento de falta de futuro es el que, desde hace cinco meses, refleja con sus caídas consecutivas el principal indicador de confianza empresarial alemán: el Ifo. El nuevo descenso dado a conocer el lunes pasado no ha sido de los peores: un retroceso de medio punto, para situarse en los 87,7 puntos. Pero la continua tendencia a la baja es lo preocupante, según coinciden expertos y empresarios. En cualquier caso, el dato liquida las pocas esperanzas de una temprana recuperación de la principal potencia económica de Europa. Y con ella, las del resto del continente.

El Ifo es el indicador más utilizado por inversores y analistas para hacerse una idea cabal de cómo evolucionarán las inversiones empresariales, las plantillas y, en general, tomar el pulso al sector. Pero en la patronal, el ambiente es más negro de lo que refleja el índice. En su presentación, esta semana, el director del Instituto Ifo, Hans Werner Sinn, atribuyó el retroceso a la industria. La construcción, los servicios y el comercio (al por mayor y al detall), dijo, no presentaban cifras tan negativas.

En la patronal lo dudan. 'Son tiempos muy difíciles', sostiene Kudiss, 'pero no sólo para la industria, sino para toda la economía; este año, en Alemania, el 40% de las empresas o han perdido o no han ganado dinero'.

Recuperación lejana

La impresión general es que el dato de esta semana confirma el informe de otoño que los seis principales institutos de investigación económica (entre ellos el propio Ifo) presentaron recientemente. Los sabios consideraron entonces que la economía ya había tocado fondo, pero que no se detectaba una recuperación a la vista. Hasta el Gobierno se ha ajustado a la realidad. El superministro de Economía, Wolfgang Clement, declaró nulo el objetivo oficial de crecer un 2,5% el año que viene, y dijo que la cifra rondará lo previsto por los sabios: un modesto 1,4%.

Con todo, hay algunos datos que sí han levantado suspicacias entre los analistas. El índice de expectativas empresariales es uno de ellos. Se trata de uno de los subíndices que conforman el Ifo y que ofrece una idea de cómo piensan que irá la economía en los próximos meses los miles de empresarios a los que se les ha preguntado. En octubre cayó a 97,9 puntos, desde su nivel de septiembre (99,3).

El dato apunta a que la situación seguirá deteriorándose en los próximos meses. Hay dos factores que explican esta tendencia, según los expertos. El primero es la incertidumbre generada en Alemania por los planes fiscales del nuevo Gobierno de Gerhard Schröder. Pese a haber anunciado que subirá algunos impuestos, especialmente a las empresas, todavía no hay nada definitivo. Las protestas de la patronal y de la oposición conservadora alimentan las esperanzas de que el Ejecutivo de marcha atrás, al menos parcialmente.

'El programa del Gobierno es un programa para crear puestos de trabajo en otros países', resume de forma lapidaria Kudiss. 'Es cierto que tenemos una elevada productividad, pero los costes laborales son muy elevados y se están disparando'. La patronal prevé una dura negociación colectiva este invierno, lo que contribuye a complicar las perspectivas.

El aumento de impuestos tendrá dos efectos, a decir de los economistas más críticos con el Gobierno. Por una parte, frenará el consumo. La líder de la oposición, Angela Merkel, calcula que una familia media, con dos hijos y unos ingresos anuales de unos 30.000 euros, dispondrá de 200 euros menos al mes. Por otra, las empresas tendrán que soportar también más cargas sociales. El canciller Gerhard Schröder y su ministro de Finanzas, Hans Eichel, afirman que las medidas son 'justas socialmente' y necesarias para que el déficit público de Alemania no supere el 3% el año que viene.

Ése es precisamente el otro factor que pesa sobre los empresarios alemanes: la polémica europea sobre el Pacto de Estabilidad. Numerosos observadores dan por sentado que el Banco Central Europeo (BCE), disgustado por las reiteradas declaraciones que ponen en cuestión el acuerdo, y por el hecho de que Alemania (seguro) y Francia (más que probable) superen la barrera del 3% del déficit, se está resistiendo a recortar los tipos de interés, una medida que todos coinciden que la economía europea necesita con urgencia.

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