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HISTORIA

El referéndum topa con el bloqueo de las negociaciones

LAS COSAS SE VEN muy distintas en Gibraltar -crudamente diáfanas o difusas y maleables- según el viento que sople, y, en vísperas del referéndum del próximo 7 de noviembre, los vientos en el Estrecho parecen variables.

Un viento de levante se llevó al secretario de Estado británico Peter Hain hasta Gales, como un viento de poniente había empujado antes hacia Cataluña a Josep Piqué. La consecuencia, por si alguna duda quedaba sobre el bloqueo de las conversaciones hispano-británicas para compartir la soberanía del Peñón, es que los equipos negociadores se encuentran desarbolados.

En esas condiciones, el referéndum convocado por el ministro principal, Peter Caruana, queda algo desenfocado. Su resultado indudable, de abrumador rechazo de la soberanía compartida, servirá para que los llanitos calienten el crisol nacionalista urdido con historias de piratas, militares y asedios que tiñen de leyenda este pedrusco marino. Su ilegalidad declarada irritará, sin duda, por igual a los Gobiernos de Madrid y de Londres.

No es siquiera previsible que un nuevo golpe de viento anime las negociaciones tras el pronunciamiento del próximo jueves. Vendrán días de suspicacia y frustración, según el lado de la verja desde el que se miren, aunque llanitos y lienenses siempre tendrán un lugar de encuentro: sus quejas compartidas por lo 'duros y jodíos' que son 'los ingleses'.

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