Esplendor del gótico catalán
Abierta la exposición sobre el gran pintor del gótico catalán
La 'deconstrucción' del retablo de Púbol, con sus ocho piezas desmembradas y suspendidas en el aire ante sus observadores, constituye el mejor camino para introducir al espectador contemporáneo en la fascinación de la pintura gótica de Bernat Martorell (1400-1452). La exposición Bernat Martorell i la tardor del gòtic català, abierta en el Museo de Arte de Girona hasta el 16 de marzo, es la primera monográfica dedicada al pintor.
En la exposición puede contemplarse el resultado de la reciente restauración del retablo, con los numerosos esbozos descubiertos en el reverso, junto con algunas piezas que no se exhiben en público habitualmente.
La 'deconstrucción del retablo de Púbol', como define Joan Molina, comisario de la exhibición, el montaje expositivo que permite contemplar el reverso de las pinturas, es la estrella indiscutible del recorrido por la pintura gótica de Martorell y algunos de sus coetáneos, como Joan Antigó (1432-1453) y Francesc Borrassà (fallecido en 1425). La proximidad a una obra que en su exhibición habitual tiene algunas escenas a cinco metros de altura permite al espectador deleitarse en el pulcro uso del color, la maestría del dibujo, el detallismo preciosista, la capacidad para plasmar determinados tipos humanos y una tensión narrativa propia del lenguaje cinematográfico. La exposición pretende 'seducir' al espectador contemporáneo e introducirlo en el mundo de Martorell al iniciar el recorrido por el recinto expositivo. La proyección de fragmentos extraídos de sus obras pone en situación al visitante y le acerca el rostro de un verdugo de crueles rasgos o un mosaico de belleza simétrica. Precisamente, los contrastes entre el idealismo de los temas y el realismo en la plasmación constituyen una des las características más apreciadas del maestro del gótico.
Los esbozos descubiertos en el reverso -cabezas, brazos, partes de una casa e incluso un barco- sitúan al espectador ante una rendija abierta al taller de trabajo de Martorell.
Además de la exhibición del retablo, la exposición dedica un ámbito a su historia. El contrato original firmado por el pintor, que incluye exigencias sobre el uso del color y los personajes que harían rasgarse las vestiduras a muchos pintores contemporáneos, es de los pocos de la época que se guardan junto con su obra. Otra sala se dedica a trazar un perfil biográfico del pintor. Avanzándose a un carácter polifacético que la historia del arte sólo atribuye a los renacentistas, Martorell también se dedicó a los cartones para bordado y a las miniaturas para manuscritos. La exhibición incluye dos obras que no se exhiben en público: un retablo con escenas de la pasión del Museo Capitular de la Catedral de Barcelona y un fragmento de la obra Santa Lucía repartiendo limosna a los pobres, que ha sido cedido por un coleccionista privado.
El ámbito de los coetáneos ilustres, dedicado a las obras de la llamada Escuela de Girona, sólo puede mostrar lo que Molina llama los 'restos de un naufragio'. De 30 obras documentadas, que compondrían una colección extraordinaria, sólo unas pocas han llegado hasta nuestros días. El museo de Girona muestra un retablo entero y partes de otros dos.
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