Primera piedra para un teatro del siglo XXI
Una fiesta con personajes de la cultura celebró la presentación del proyecto de un centro escénico en los terrenos del Canal de Isabel II
Hoy es sólo una piedra. Un día será un teatro del siglo XXI, no sólo porque se terminará de construir en 2005, sino porque rompe con el concepto de espacio escénico que ha imperado hasta prácticamente ayer. Son varios los elementos que garantizan que el teatro del Canal, situado en la calle de Cea Bermúdez esquina a la de Bravo Murillo, se convertirá en uno de los complejos escénicos más importantes de Europa. Sobre todo porque sobre este proyecto se han puesto varias miradas expertas y conocedoras de este campo. El embrionario teatro parece ser un ente buscado y deseado por sus progenitores. A la cabeza, el propio presidente de la Comunidad de Madrid y candidato a la alcaldía de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, que ayer colocó esa primera piedra.
Pero el proyecto no es huérfano de madre; de hecho, fue la consejera de las Artes, Alicia Moreno, la que reclamó, nada más llegar a su actual cargo, la necesidad de un espacio, inexistente en Madrid, que facilitara la exhibición de los espectáculos más insospechados e innovadores desde el punto de vista técnico-escénico.
Moreno ha sufrido en carnes propias esas carencias; proviene del mundo del teatro, desde que en su casi adolescencia trabajara bajo las órdenes de Ramón Tamayo hasta cuando fue gerente, entre otros, del Centro Dramático Nacional y del Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro o en su cargo anterior como directora del Festival de Otoño. Junto a ella ha empujado el proyecto, desde el principio, el viceconsejero de las Artes, José Antonio Campos Borrego, quien, entre otras cosas, fue superintendente del teatro de la Zarzuela y gran conocedor de los espacios escénicos más emblemáticos de la ciudad.
Al frente del proyecto arquitectónico está Juan Navarro Baldeweg, que ganó el concurso para edificar este teatro en liza con otros prestigiosos arquitectos. Navarro Baldeweg, que es autor, entre otros trabajos, de la Casa de la Lluvia, de Santander, y el Palacio de Exposiciones y Congresos de Castilla y León, ha trabajado codo con codo con José Luis Tamayo, uno de los pocos directores técnicos que existen en España. Tamayo ha desarrollado su difícil oficio en el teatro María Guerrerero y en el Teatro Real, desde antes de su reinauguración, en 1997, y hasta que dimitiera hace algo más de un año. La estrecha colaboración entre Tamayo y Navarro Baldeweg supone una iniciativa poco usual en el mundo de la construcción de infraestructuras teatrales. La unión garantiza que el teatro del Canal cumplirá todos los requisitos arquitectónicos y técnicos, algo que muchas veces echan a faltar los profesionales de la escena en teatros de nueva construcción e incluso en otros que simplemente han sido rehabilitados sin tener en cuenta las necesidades de los usuarios.
El proyecto, con un coste total de 108 millones de euros que pagará el Canal de Isabel II, tendrá una superficie construida de 35.200 metros cuadrados y cuenta con tres grandes zonas. La primera consistirá en un gran teatro diseñado a la italiana, es decir, en el que todos los espectadores gozarán de visión frontal (no habrá palcos laterales), con un aforo para 935 espectadores y que se considera idóneo para representar grandes montajes, dada la dimensión de su escenario y el foso de orquesta.
Por otro lado, habrá una sala polivalente, que, según la colocación del escenario, albergará entre 490 y 674 butacas. Por último, un área que será un centro coreógrafico, con salas de ensayo, estudios, camerinos y aulas. Servirán para el entrenamiento y perfeccionamiento de las propuestas de coreógrafos y bailarines profesionales, de forma que se recojan las aspiraciones y necesidades del sector de la danza.
Ruiz-Gallardón señaló ayer, orgulloso, que este espacio se convertirá en 'uno de los complejos escénicos más importantes de Europa y dará respuesta a las necesidades de los autores, de las obras y del propio público, a lo que hay que añadir que el proyecto de Navarro Baldeweg aporta valores de audacia, reflexión y diálogo con el entorno'. Por su parte, el arquitecto piensa que el teatro del Canal recoge, entre otros aspectos, la necesidad de crear un espacio de ilusión donde se considere lo imaginario como la sustancia del proyecto.
La consejera Alicia Moreno, a la que en algún momento se le llegó a escapar una insólita frase - 'Ya me puedo morir tranquila. Este proyecto ya está en marcha'-, declaró sobre su soñado teatro: 'Esta pequeña primera piedra es el soplo inicial de los huracanes pacíficos y turbadores del arte; el arranque de una nueva tribuna para la convivencia, el punto de partida de un estímulo nuevo para vivir'.
Ruiz-Gallardón: '¡Mucha mierda!'
Alberto Ruiz-Gallardón quiso ser anoche, mezclado entre los de verdad, un teatrero más. En la fiesta de colocación de la primera piedra del Teatro del Canal terminó su intervención, tras las realizadas por la consejera de las Artes, Alicia Moreno, y el arquitecto Juan Navarro Baldeweg, diciendo: '¡Mucha mierda!'. El público le dedicó un cerrado aplauso tras esta frase tradicional con la que las gentes de la escena se desean suerte en noches de estreno. Su significado se lo preguntó el presidente de la Comunidad en su día a la consejera de las Artes, que ha vivido toda su vida rodeada del mundo teatral. No en vano es hija de Nuria Espert.
Moreno le contó que en los teatros londinenses se lanzaba el escatológico deseo porque eso significaba que habían acudido muchos coches de caballos. Si en la puerta había muchos caballos, que dejaban allí sus excrementos, eso significaba que el éxito estaba asegurado.
El Teatro del Canal triunfó anoche antes de existir. Cuando sólo es una piedra acompañada de ocho monedas de curso legal, las cabeceras de los diarios de ayer, una zapatilla de ballet y un ejemplar de El público, de García Lorca.
Para participar del feliz acontecimiento, todo un ecléptico grupo. Desde el alcalde de Madrid, José María Álvarez del Manzano, y el secretario de Estado de Cultura, Luis Alberto de Cuenca, hasta Teresa Berganza y Josefina Aldecoa, Nuria Espert, José Luis Gómez o Miguel Bosé. También acudieron al arranque de este teatro Antón García Abril, Lola Herrera, Paloma O'Shea, Antonio Canales, María Fernanda D'Ocón, Verónica Forqué, Julia Gutiérrez Caba, Rosa Montero, José Luis Pellicena y Esperanza Roy, entre otros.
Todos pudieron ver la actuación de los bailarines Chevi Muraday, Teresa Nieto, María Pagés, Carlos Rodríguez, Ángel Rojas, el percusionista José Antonio Galicia o la mágica intervención de Juan Echanove y Lluís Pasqual (que sólo actúa cada varios años), interpretando un fragmento de El público.
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