Zapatero: "Quitaré el poder a los poderosos y haré un país para todos"

Una España gris, fría, reaccionaria, con graves problemas sociales y con pérdida de peso en el mundo. Así describió ayer 'la España de Aznar' el líder del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, ante 25.000 militantes y simpatizantes que le aclamaban como futuro presidente del Gobierno. Ante este público, Zapatero se comprometió a luchar por ganar las elecciones y construir 'un país de todos y para todos', frente al modelo del PP que 'no es un modelo de país, sino de poder'. Zapatero, al que el Comité Federal del PSOE proclamó poco antes cabeza de cartel, añadió que su intención es 'quitar poder a los poderosos y devolver derechos y libertad a los ciudadanos'. Además dijo que 'nunca' olvidará las raíces socialistas y la defensa de los débiles.

Los socialistas tienen desde ayer una nueva referencia para sus celebraciones internas: 'El espíritu de Vistalegre'. En la plaza de toros madrileña de ese nombre 25.000 militantes y simpatizantes aclamaron a José Luis Rodríguez Zapatero como candidato a la Presidencia del Gobierno y mostraron su encendido reconocimiento y afecto al ex presidente Felipe González y a los miembros de sus Gobiernos. Era la víspera del 20º aniversario de la victoria socialista.

En una mañana eufórica, por la propia actitud de la militancia socialista y por las características festivas del acto, el secretario general del PSOE y candidato oficial a la Presidencia del Gobierno desde las diez de la mañana fue aclamado como nunca en sus dos años de líder de ese partido. No hizo un discurso programático ni anuncios sorprendentes. 'No era el día; sólo quería agradecer el apoyo que ha tenido y comprometerse para el futuro', señalaron en su entorno.

Con González y sus ministros en primera fila, Zapatero dirigió buena parte de su intervención hacia el ex presidente, con quien se había fundido previamente en un prolongado abrazo. 'Gracias, Felipe', dijo como broche a muchos minutos de agradecimiento y encendido elogio a la labor de González. 'La derecha ha intentado borrar todo lo que hiciste, pero no lo va a conseguir, ni ahora ni nunca; vamos a rejuvenecer este país contigo y con todos porque la derecha lo ha envejecido', exclamó con vehemencia. 'Nuestra tarea se interrumpió por errores y por las malas artes de la derecha; hemos aprendido la lección; no habrá ni un sólo aprovechado en nuestras filas; no se nos va a olvidar', clamó Zapatero en alusión implícita a los casos de corrupción que afectaron a la etapa socialista.

Su intervención, aunque cargada de notas emotivas de agradecimientos y afectos, estuvo recorrida por un mensaje de fondo que recordó al de González en la recta final de su campaña de 1982 y a su discurso de la noche electoral del 28 de octubre de aquel año. 'Vamos a construir un país de todos y para todos; una España en la que cada uno pueda vivir como quiera y pensar lo que quiera; una España ingeniosa e hidalga'. Este país que Zapatero quiere construir si gana las elecciones generales en 2004 significará la plasmación de 'un proyecto de país, como había en 1982; y no como la derecha, que sólo tiene un proyecto de poder'.

En las críticas al Gobierno, Zapatero intercaló el tono de broma con duras descalificaciones dirigidas a la gestión de Aznar y el PP. Dificultades para la vivienda, para la educación, la sanidad, la investigación... La conclusión de Zapatero es que los gobernantes actuales no tienen relación alguna con el mundo real y, por tanto, desconocen los problemas de la inmensa mayoría. 'Esta gente ¿con quién vive, con quién se relaciona?', se preguntó. 'Quitaremos poder a los poderosos y devolveremos derechos y libertad a los ciudadanos', aseguró ante el entusiasmo de los suyos, a los que prometió un país 'más justo y más solidario'.

La pérdida de peso en política exterior fue otro de sus argumentos. '¿Qué quedará de la política exterior de Aznar? Nada'.

Pero en su paseo por la historia del país y del PSOE, siempre con saltos inmediatos al futuro, Zapatero se detuvo en la fundación de su partido hace más de 120 años. 'Nunca, nunca olvidaremos nuestras raíces, porque nacimos para defender a los trabajadores y a los más débiles'. De inmediato citó a Cándido Méndez, líder de la UGT, presente en el acto, para remachar este compromiso. Un compromiso que extendió a los discapacitados, a los investigadores, a los inmigrantes y sus hijos -'todos iguales', enfatizó-, a los jóvenes, a las mujeres, a las distintas formas de familia, a los homosexuales. Y, desde luego, a los socialistas vascos. '¡Libertad!, ¡libertad!', le respondió el público, puesto en pie.