Mucho más que metal
Exposiciones y actividades culturales diversas conmemoran el centenario del nacimiento del Puerto de Sagunto
Exposiciones, conferencias, representaciones teatrales y musicales. Con estos elementos el Puerto de Sagunto está celebrando, durante el 2002 , el centenario de su nacimiento como núcleo urbano, a la par que demuestra ser mucho más que el recuerdo de una factory-town. Después de superar un doloroso proceso de reconversión industrial y una no menos dramática historia, el Puerto sigue siendo un ejemplo de integración , tolerancia, solidaridad y mestizaje cultural.
El financiero vasco Ramón de La Sota poseía una flota de 25 barcos dedicada, casi exclusivamente, al comercio de mineral con las islas Británicas, así que, cuando (junto a su primo, Eduardo Aznar) adquirió un yacimiento minero en la localidad turolense de Ojos Negros, a nadie le pareció descabellado el nacimiento de la Compañía Minera de Sierra Menera. Era una consecuencia lógica en la expansión de sus actividades comerciales.
Con la vía y la construcción del muelle, llegó el aluvión humano
El Puerto de Sagunto ha demostrado ser mucho más que una ciudad factoría
Sin embargo, la historia comienza dos años más tarde, con el tren, cuando en 1902 el gobierno otorga a la compañía una concesión de 80 años para la construcción y explotación de un ferrocarril que transporte hasta la costa el mineral de hierro. Para ello se tendieron 204 kilómetros de vía férrea privada que desembocaban a siete kilómetros de la ciudad de Sagunto, en unos terrenos baldíos y abandonados al norte de su antiguo puerto romano, donde el ingeniero de caminos canales y puertos Luis Cendoya construyó un muelle para albergar barcos de gran calado.
Pero con la vía y la construcción del muelle, llegó el alubión humano. Venidos de todos los rincones de España, andaluces, aragoneses o castellanos fueron asentándose alrededor de 'la empresa' que les ofrecía 'pan y futuro'. Un futuro que ha dado paso a una sociedad plural que conmemora, cien años después, y a través de exposiciones, conferencias y actividades culturales de todo tipo, el esfuerzo de aquellos primeros trabajadores: los fundadores del núcleo urbano de Puerto de Sagunto.
Así, en el Centro Cívico Antiguo Sanatorio de esta localidad, se puede contemplar hasta el día 24 de noviembre, la exposición Un Siglo de hierro, síntesis del trabajo que, en materia de Arqueología industrial, ha realizado la Fundación para la Defensa del Patrimonio Histórico Industrial de Sagunto.
Se han podido contemplar durante este año de celebración del centenario otras exposiciones, como las organizadas por la asociación Iniciativa Porteña. La primera de ellas, dedicada al fotógrafo León, tiene la virtud de plasmar, a través de la imagen, los acontecimientos más significativos de la vida social de Puerto de Sagunto durante extensos periodos históricos. El objetivo de León recoge los actos fundacionales del Somatén, las manifestaciones obreras de 1933 (durante la primera crisis de fábrica), o los traslados de cadáveres en tren hasta el cementerio de Sagunto (que se estuvieron realizando hasta 1944 al carecer el poblado del Puerto, hasta esa fecha, de cementerio propio). León se convierte, sin pretenderlo, en el cronista gráfico de la realidad.
Otra exposición recoge bajo el lema Movimientos sociales material acreditativo de las primeras asociaciones del entonces poblado del Puerto que, tras la creación por Sota y Aznar en 1917 de la Compañía Siderurgia del Mediterráneo, estructuró un amplio tejido social que se manifestó en sus más de 40 agrupaciones de carácter vecinal, político, deportivo y cultural. La muestra documenta también los problemas a los que se enfrentaban los vecinos de Puerto de Sagunto, victimas durante décadas de epidemias de tifus, disentería y tuberculosis debido a las pésimas condiciones higiénicas del núcleo y a la ausencia de agua corriente, de matadero y de cementerio municipal.
Sin embargo, y pese a los acontecimientos, los vecinos de Puerto de Sagunto han sabido crear una sociedad abierta, basada en criterios de respeto y tolerancia. El Puerto, un pueblo constituido mayoritariamente por inmigrantes, se ha enfrentado a situaciones dramáticas con una cohesión, en algunos casos, asombrosa: 'Aquí no hay forasteros, solo hay vecinos', dicen.
Durante la Guerra Civil, con los Altos Hornos dedicados exclusivamente a abastecer de material al ejército de la Republica, y con una fuerza sindical organizada (la CNT) que contaba con más de 4.000 afiliados, el Puerto de Sagunto se convirtió en un objetivo militar e ideológico de 'primera línea' para las tropas franquistas por lo que, una vez terminada la Guerra, sufrió una brutal represión .
Pese a todo, y a lo largo de la dictadura, las agrupaciones sindicales obtuvieron la suficiente capacidad organizativa para provocar, en 1961, una huelga en la Siderurgia Saguntina que concluyo con la firma del primer convenio colectivo del Estado español.
Pero la peor crisis todavía estaba por llegar. La siderurgia, integrada en el Instituto Nacional de Industria (INI) en 1978, subsiste a finales de los setenta entre permanentes conflictos laborales. En 1981 se firma con el gobierno de Calvo Sotelo el acuerdo sobre el cumplimiento del informe Kawasaki que desestima la clausura de la factoría valenciana. Sin embargo, y tras la victoria electoral del PSOE en 1982, los rumores de cierre se vuelven a propagar en el Puerto de Sagunto.
El 4 de febrero de 1983 se cierra el Horno Alto número 2, el día 16 la fabrica se declara en huelga, y el día 26 comienzan los encierros de los trabajadores. Es el principio del fin de Altos Hornos, que cierra, de forma definitiva, el 1 de octubre de 1984.
Han pasado 18 años desde aquello y el núcleo urbano de Puerto de Sagunto ha demostrado ser mucho más que una ciudad factoría. Pese a las voces que vaticinaban la muerte de un pueblo, el Puerto continúa su proceso de expansión y sus casi 40.000 habitantes celebran su centenario con el mismo talante emprendedor de siempre. Pero quizá la mayor muestra de prosperidad, la que viene a demostrar que las heridas creadas por la reconversión parecen haber cicatrizado, llegue, como suele ser frecuente, desde el mundo de la cultura. No sólo las exposiciones, sino otro tipo de actividades lo demuestran. Por ejemplo, este fin de semana, en la casa de la cultura de Puerto de Sagunto, la compañía de teatro Nomearse recorrió las diez décadas de historia del Puerto con su espectáculo escénico Milonga Porteña, repleto de números musicales ejecutados en riguroso directo y en clave de humor. Son signos de normalidad en el centenario.
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