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Crónica:CRÓNICA EN VERDE
Crónica
Texto informativo con interpretación

Por un puñado de peces

La población más importante de fartet andaluz, amenazada por unas obras agrícolas

Es un pez, apenas mide entre tres y cinco centímetros, pero goza de idéntica protección que un lince ibérico y se encuentra tan amenazado como éste. La delicada situación del fartet, lo han convertido en el primer pez, de aguas continentales, que en Andalucía se beneficia de una serie de concienzudos trabajos de investigación. Desde 1994, y financiados por la Consejería de Medio Ambiente, los mencionados estudios han servido para determinar la situación en la que se encuentra la especie y, en función de esos datos, poder elaborar un plan específico de recuperación.

Casi 700 puntos de la geografía regional han sido examinados por los científicos en busca del fartet. Sólo se han localizado nueve poblaciones, una en la zona mediterránea y ocho en la atlántica. Pero, además, las pesquisas han servido para determinar una clara diferencia entre el fartet que habita en la zona mediterránea de la región, extendiéndose por otras localidades del levante peninsular, y el que se encuentra en la zona atlántica andaluza, hasta el extremo de que este último ha terminado por considerarse una especie diferente, como ha aceptado la comunidad científica, a la que, de forma provisional, se ha denominado fartet andaluz (Aphanius baeticus).

Si antes de establecerse esta distinción ya era crítica la situación de este animal, la existencia de una especie exclusivamente andaluza ha reducido aún más sus posibilidades de supervivencia. Como explica Carlos Fernández Delgado, profesor del Departamento de Biología Animal de la Facultad de Ciencias de Córdoba y responsable del grupo de ictiología Aphanius, 'el fartet andaluz sólo habita en esos ocho enclaves atlánticos, no hay otras poblaciones en todo el mundo, y de ellas cinco albergan muy pocos ejemplares y de forma esporádica'. Así las cosas, el futuro de la especie depende de tres poblaciones y, en especial, de una de ellas que, hasta ahora, 'reunía una enorme cantidad de ejemplares y, por tal motivo, había sido propuesta como Lugar de Interés Comunitario, para integrarse en la futura Red Natura 2000 que preparan las autoridades de Bruselas'.

Esta población, en la que concentraban sus esperanzas los investigadores, se encuentra ahora en serio peligro de desaparición. Asentada sobre un conjunto de pequeños arroyos que se conectan con una zona de marismas, en el término municipal de Las Cabezas de San Juan (Sevilla), las obras de adecuación y mejora agrícola que se han venido efectuando en una finca privada han provocado, a juicio de Fernández Delgado, 'gravísimas alteraciones que pueden calificarse de verdadero atentado ecológico y suponen un gran paso en el camino a la extinción de esta recién descubierta especie'.

Al haber dirigido este profesor de Zoología la práctica totalidad de los trabajos de investigación que sobre la especie se han llevado a cabo en la región, la Consejería de Medio Ambiente, al tener conocimiento de los hechos, le solicitó un informe de urgencia en el que se detallan los efectos de las obras acometidas: 'Las obras realizadas en la zona baja del arroyo Salado han supuesto la total destrucción de los cauces de la zona. La vegetación riparia ha sido arrasada, los cauces completamente destruidos y, por consiguiente, todo vestigio de vida acuática y con ella la porción de la población de fartet que allí había'.

Medio Ambiente dictó la paralización de las obras el pasado día 3. Al no respetarse dicha orden, procedió a precintarlas el día 19, al mismo tiempo que los hechos se ponían en conocimiento de la Fiscalía. En opinión de Rosario Pintos, delegada de Medio Ambiente en Sevilla, 'por una parte, ha existido desobediencia a la autoridad competente y, por otra, ha podido producirse un delito ecológico al haberse destruido el hábitat de una especie amenazada y protegida por la ley'. El expediente administrativo que también se ha incoado incluye, asimismo, el hecho de que las obras carecían del preceptivo informe ambiental, obligatorio antes de acometer unos trabajos de estas características.

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El suceso se ha teñido de cierta polémica ya que la finca en cuestión es propiedad de Miguel Afán de Ribera, secretario general de Asaja-Sevilla y miembro del Patronato de Doñana. Las alegaciones que de inmediato ha presentado su abogado tratan de rebatir, uno por uno, los argumentos de la Administración. A juicio del letrado, el fartet andaluz (Aphanius baeticus), al ser una especie de reciente descubrimiento, no se encuentra protegida por la ley, como sí lo está el fartet mediterráneo (Aphanius iberus); nadie, 'y menos aún la propia Administración', tenía conocimiento de que existiera en estos lugares población alguna de fartet; la ley sólo sanciona la destrucción del hábitat de especies amenazadas, pero nada dice de la alteración o modificación de ese hábitat y, por último, la exigencia de informe ambiental se aplica a obras de canalización y regulación de cursos de agua, y las que se denuncian son de 'alteración y limpieza del cauce público'.

Cuestión de sensibilidad

Al margen del resultado de la batalla que se avecina en instancias judiciales y administrativas, el suceso, en opinión de Fernández Delgado, 'denota muy poca sensibilidad'.

Lo cierto es que, con independencia de cómo se quiera denominar a las obras ejecutadas, razona este especialista, 'la dinámica fluvial de estos arroyos se ha visto profundamente alterada, y lo que eran cauces naturales de apenas dos metros de anchura son hoy enormes canales, desprovistos de vegetación y flanqueados por muros de defensa, que llegan a medir entre 15 y 20 metros de anchura'.

En el informe técnico que también ha aportado Afán de Ribera, y que suscribe el biólogo Francisco José Castro, se afirma, por el contrario, que las obras, en el peor de los casos, han tenido 'una mínima repercusión sobre la viabilidad de la especie en la zona'. Además, las medidas correctoras que ahora proponen 'están dirigidas a mejorar las posibilidades de acogida del hábitat fluvial creado tras las obras para las poblaciones de este pez, favoreciendo, en consecuencia, la ampliación de su distribución actual'.

Lo cierto es que de, estos argumentos que ahora se presentan bien documentados, no tenía constancia la Consejería de Medio Ambiente mientras las obras se estaban ejecutando, ya que, como insiste Rosario Pintos, 'si el titular de la finca hubiera solicitado los permisos pertinentes a la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, ésta nos hubiera solicitado a nosotros el preceptivo informe ambiental, y en ese caso hubiéramos informado del interés de la zona'.

La Confederación Hidrográfica del Guadalquivir mostró su conformidad a las obras de limpieza del cauce con fecha 10 de octubre, cuando éstas ya se habían ejecutado, al menos en parte, e incluso Medio Ambiente había dictado su paralización inmediata.

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