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Tribuna:DEBATE
Tribuna
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¿Son necesarios?

Los sindicatos desempeñan un papel en la sociedad cuya necesidad es si cabe más importante ahora, ante las mayores exigencias de competitividad, flexibilidad y dinamismo derivadas de la creciente globalización de la economía. El factor trabajo es clave en el proceso de adaptación del sistema económico ante estos nuevos retos que plantean los cambios trascendentales que se están operando a escala global como resultado de los avances tecnológicos, la creciente desregulación y liberalización de las economías y las privatizaciones: nuevas formas de organización de la producción, creciente movilidad de los factores productivos, volatilidad del capital, creciente importancia del teletrabajo, etcétera. Todo ello se traduce en una competencia más intensa que exige de las empresas una extraordinaria capacidad de respuesta y una mayor capacitación del factor trabajo para actuar con prontitud ante las circunstancias cambiantes del mercado y las acciones de los rivales. Debemos tener muy en cuenta que en el marco de la Unión Económica y Monetaria, en el que ya no existen las monedas nacionales, no se puede recurrir al tipo de cambio como instrumento de política económica para compensar la pérdida de competitividad derivada de los errores en la política de rentas. Ahora el crecimiento de los salarios debe acompasarse siempre al de la productividad para no perder competitividad de forma irrecuperable. La próxima adhesión a la Unión Europea de varios países del Este con mano de obra más barata no hace sino ahondar este problema, al agravar el riesgo de deslocalización de la actividad productiva.

Otros aspectos cruciales del funcionamiento del mercado laboral son los relacionados con la organización del tiempo de trabajo, las barreras a la entrada y salida, los procesos de negociación colectiva y la movilidad funcional y geográfica, donde también se requiere una mayor flexibilidad que haga posible que la empresa pueda reorganizar y adaptar su actividad con la mayor rapidez y el menor coste posible ante cambios en su entorno. Los sindicatos deben ser conscientes de la necesidad de que el funcionamiento del mercado laboral se adecue a estas nuevas circunstancias y actuar en consecuencia, de modo que el factor trabajo no se convierta en una rémora a la ineludible exigencia de flexibilización.

Los sindicatos deberán también hacer un esfuerzo para superar su excesivo corporativismo y considerar los intereses generales en lugar de tratar de preservar a toda costa la situación de privilegio de colectivos concretos. Este cambio de actitud es si cabe más necesario ante la elevada asimetría que presenta el mercado laboral en España, con dos grupos de trabajadores muy diferenciados: por una lado se encuentran los trabajadores indefinidos con mejores condiciones de empleo y mayores indemnizaciones de despido, que son los principales beneficiarios de la acción sindical, y por otro lado, el resto de trabajadores y parados, que ven empeorada su situación de forma correlativa a los beneficios del primer grupo. De esta forma, en los momentos de crisis, mientras los primeros pujan por subidas salariales de forma insensible a la coyuntura, los segundos ven reducidas sus expectativas de encontrar empleo y/o estabilizarse en el mercado de trabajo.

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Aquel papel reivindicativo y de combate contra el sistema establecido dentro de una filosofía de lucha de clases ya no tiene sentido en la sociedad democrática actual, en la que existe una amplia clase media y una aceptable distribución de la renta. Por eso han de evitar el conflicto por sí mismo, sobre todo cuando esté motivado por razones políticas, puesto que para ello existen campos de juego más adecuados, como el parlamentario. En este sentido, las huelgas salvajes que no cumplen los servicios mínimos y atentan contra derechos básicos de los ciudadanos deslegitiman a las organizaciones sindicales para cumplir su función de interlocutores sociales. No hay que olvidar que el único camino para garantizar en el tiempo el Estado de bienestar y el nivel de vida es la generación de empleo, proceso que está relacionado con el crecimiento económico, pero no independiente de factores como el coste del factor trabajo y los riesgos y contingencias que conlleva la contratación de mano de obra. Así pues, los sindicatos deben facilitar, por el interés común y el suyo propio, la adaptación a las nuevas circunstancias, justificando así su papel en la sociedad, que sin duda lo tienen, pero revisando sus objetivos tradicionales y sustituyéndolos por otros nuevos, como la cooperación en la búsqueda de la competitividad.

Juan E. Iranzo es director general del Instituto de Estudios Económicos.

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