El Valencia maravilla en Mestalla
Los jugadores de Benítez, con tres goles de Aimar, se pegaron un festín ante un tierno Athletic
Lo nunca visto en Mestalla: terminada la primera parte, el público, puesto en pie, echa humo de sus palmas. Acaba de contemplar una gran exhibición. Al estilo de aquélla con la que arrolló al Liverpool, el Valencia hizo trizas al Athletic. O sea: con ese ritmo infernal, lleno de precisión y de talento, de un fútbol con mayúsculas, pergeñado por tres hombres en estado de gracia: Albelda, Baraja y Aimar, empeñado este último en darle la razón a Maradona.
Un espectáculo al que también el rival contribuyó lo suyo, por supuesto. Fue un Athletic tierno, inocente y desconcertado. Sin saber en ningún momento a qué había venido a Mestalla. A no ser que fuera para observar de primera mano por qué el Valencia se ha convertido en un conjunto tan poderoso. Tanto, que se permitió jugar al paso casi toda la segunda parte, pues entendió que la goleada ya era suficientemente convincente.
VALENCIA 5| ATHLETIC 1
Valencia: Cañizares; Curro Torres, Ayala, Pellegrino (Djukic, m. 68), Fabio Aurelio; Rufete, Albelda, Baraja (Kily González, m. 48), Vicente (Mista, m. 59); Aimar; y Carew. Athletic: Lafuente; César, Larrainzar, Lacruz, Murillo (Aitor Ocio, m. 46), Larrazabal; Gurpegi, Oskar Vales; Etxeberria (Tiko, m. 66), Yeste (Javi González, m. 36); y Ezkerro. Goles: 1-0. M. 6. Aimar cambia de ritmo, sortea a varios contrarios y coloca el balón a la izquierda de Lafuente. 2-0. M. 7. Pase en profundidad de Rufete a Carew, el noruego gana por velocidad a los defensas y marca de disparo cruzado. 3-0. M. 22. Pase corto de Albelda a Aimar, que aprovecha el argentino para marcar a pocos metros del portero. 4-0. M. 43. Vicente sirve a Aimar, que, de nuevo en solitario, encara al portero bilbaíno, lo regatea y marca. 5-0. M. 46. Zancadilla de Lacruz a Carew dentro del área. El penalti lo lanza con acierto Fabio Aurelio. 5-1. M. 83. Tiko, de fuerte disparo desde fuera del área. Árbitro: Medina Cantalejo. Amonestó con la tarjeta amarilla a César y Oskar Vales, por el Athletic, y a Curro Torres, por el Valencia. Unos 45.000 espectadores en Mestalla.
Dale a Aimar un par de metros y eres hombre muerto. Eso es lo que le sucedió ayer al centro del campo del Athetic, que le permitió al argentino recibir, girarse y pensar. Más que suficiente para que Aimar, con su soberbio cambio de ritmo, vaya dejando rivales en la cuneta, mire a Lafuente y, tic, le coloque la pelota junto a la orillita izquierda del meta, sin que pueda alcanzarla.
Aimar es mucho más rápido conduciendo el balón que la mayoría de sus rivales sin el esférico entre los pies. Un placer estético para todos, menos para sus adversarios, claro. Jupp Heynckes le había pedido a Oskar Vales que se encargara de Aimar en un marcaje zonal y... ¿qué pasó? Que Vales vivió una de las peores noches de su carrera, viéndole casi siempre el dorsal al argentino, quien, además, para rematar a su marcador, le hizo un caño en el centro del campo.
Desesperado, Heynckes buscó soluciones para un problema irresoluble: adelantó a Gurpegi al centro del campo, le dio paso a Javi González antes del descanso sustituyendo al desafortunado Yeste... Nada. ¿Cómo frenar la magia de Aimar?
Insaciable como estaba, el Valencia salió del descanso con la intención de seguir goleando. Transcurrido un minuto, ya disponía de un penalti a favor. Y hubo debate. Eufórico por la goleada, el público pidió que lo lanzara Baraja, pero Rafa Benítez prefirió el golpeo seco de Fabio Aurelio.
Con un 5-0, Benítez dio descanso a algunos de sus hombres: Baraja, el primero, despedido con una enorme ovación. Y salió el Kily González enrabietado, queriéndose unir al banquete. Disparó a discreción. El Athletic asomó la bandera blanca: pidió misericordia. Y, en cierta medida, el Valencia tuvo compasión. Reservó fuerzas. Tocó en zonas neutras. Firmó la paz. Y lo aprovechó Tiko, que acababa de salir, para marcar desde fuera del área el gol del honor bilbaíno.
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