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OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Nos toman el pelo

Su periódico publicaba la noticia del concierto de Luis Miguel en la que comentaba que tres días había llenado de amor el cantante el coso de Vistalegre. Les aclaro que a la fecha de su publicación todavía no se había celebrado el tercer concierto, pues comenzaba a las 21.00. Es una pena que este cronista del tercer concierto, al que yo creo que, obviamente, no asistió, se equivocase en sus predicciones.

En el concierto del domingo, los dos enormes monitores de televisión, que se menciona que estaban situados a ambos lados del escenario, no existían. En su lugar había una única pantalla al fondo del escenario que apenas podía verse entera a partir de determinado número de filas, ya que los focos de delante lo impedían.

Yo cometí el error de comprar cuatro entradas por teléfono a 46 euros cada una, y me las dieron en la fila 27, primer engaño del que fui víctima, pues al ir a recogerlas a El Corte Inglés se estaban vendiendo localidades situadas en la fila tres al mismo precio.

El engaño se incrementó al comprobar que en una plaza de toros la altura de una fila 27 es de vértigo, lo que, unido a la cortina de humo que formaban los fumadores, apenas dejaban distinguir al cantante, que por la enorme lejanía con el escenario parecía un gnomo, y en la pantalla sólo veíamos al gnomo hecho gigante, pero sin cabeza o con un foco por cabeza. Muy decidida me propuse formalizar una queja.

Tras muchas molestias descubrí que el responsable era el promotor, quien resultó ser Alejandro Asensi. Como una es persistente y observadora, lo localicé saliendo de la zona VIP al ir a reclutar a gente más importante que yo, y que seguro no había pagado tanto por estar allí. No me hizo ni caso y dijo que él no era responsable de nada. Me consoló que al estar apostada junto a la zona VIP pude ver el concierto desde la puerta de entrada al coso y allí la pantalla se veía al completo. Si hubiese sabido que esto iba a ser así, hubiera comprado las entradas más baratas de todas. A partir de ahora, no pienso volver a ningún concierto y compraré los discos en las mantas, pues mi dinero no va a contribuir a enriquecer a la industria de la música que, como a mí, estafó ese día a mucha gente.

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