Alzheimer
No quiero, de ninguna manera, justificar una muerte por una situación imposible de sobrellevar, pero sí queremos hacer llegar el testimonio de muchos cuidadores que están viviendo una situación semejante a la del hombre que mató a su mujer enferma de Alzheimer.
He podido comprobar que la mayoría de enfermos de Alzheimer, sobre todo cuando se trata de matrimonios de edad avanzada, están al borde del colapso y las intenciones suicidas aparecen con frecuencia. Después de varios años de vivir y sufrir esta enfermedad, el cuidador se siente desbordado. Las noches sin dormir, la hiperactividad del enfermo y la soledad por el alejamiento de familiares y amigos acaban originando estrés, agotamiento y tristeza, que poco a poco van haciendo mella en él. Si a todo esto le añadimos el agravante de que el cuidador tiene 83 años, no recibe ningún tipo de ayuda externa, y necesita que le cuiden a él, la vida diaria se convierte en una pesadilla. El drama del señor Vicente L. B. ha sido, desgraciadamente, el claro reflejo de la angustia y la desesperación, que nos obliga a reflexionar sobre el actual sistema sanitario, social y familiar.
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