'Las mías son canciones visuales, no románticas'
Ute Lemper es cantante y actriz de carácter. Su espectáculo parte de la esencia y el embrujo del cabaré berlinés, que ella ha sabido llevar a un refinamiento escénico más contemporáneo. En su repertorio han destacado siempre las canciones de Kurt Weill y ahora también otros clásicos de Jacques Brel o Astor Piazzolla. Lemper inicia hoy en el teatro Maestranza, de Sevilla, una gira que la llevará mañana a Madrid (Palacio de Congresos), el lunes a Murcia (Auditorio) y el miércoles 30 a A Coruña (Palacio de Congresos). Allí presentará su nuevo disco But one day, que incluye por primera vez varias composiciones suyas.
PREGUNTA. Hace dos años, en su visita a España, anunció que ya tenía prácticamente preparado un disco sólo con canciones suyas. Ahora aparece el álbum con sólo cuatro temas de los que es autora. ¿Qué pasó?
'Los escritos de Brecht todavía guardan mucha sabiduría, siguen retratando el mundo que vivimos'
RESPUESTA. En ese momento había hecho unas maquetas de estas canciones, no había todavía ninguna decisión al respecto. Mi deseo era hacer un álbum completo con mis canciones y tenía material suficiente. Fui de gira un año más y empecé a incluir en mi repertorio los temas de Piazzolla, de Brel y de Eisler. Gustó mucho y la gente me preguntaba en qué disco podían encontrarlas, como no estaban en ninguno, la discográfica me recomendó que las incluyera en éste. Como es un sello de música clásica, les pareció que debíamos combinar esos temas más tradicionales junto con los nuevos. No fue mi decisión, pero creo que ha quedado bastante bien. Espero que el próximo disco incluya una mayoría de composiciones mías porque creo que son las joyas a descubrir en éste.
P. ¿Es esa faceta de compositora su gran reto para el futuro?
R. Sí, sin duda. Y creo que la discográfica se ha convencido ahora también. Aunque en 15 años mi carrera está bien asentada, todavía hay que luchar por ganar nuevos terrenos.
P. Algunos de estos temas son clásicos del siglo XX, como Ne me quitte pas y Amsterdam, de Brel; September song, de Weill, o Buenos Aires, de Piazzolla. ¿Sus composiciones nacen al calor de estas otras?
R. Yo nunca dejaré de interpretar estas grandes canciones del siglo XX. Son historias emocionantes y dramáticas, con hondura existencial y penetración psicológica. Son obras de arte que pueden ser sentidas y entendidas por gente de cualquier cultura. Siempre las tendré en mi repertorio. Yo quería grabarlas de todas formas, pero como sólo puedes hacer un álbum cada tres años las he tenido que combinar con las mías. Me habría gustado hacer dos discos distintos. Creo que el próximo tendrá una mayoría de temas míos y alguna pieza de repertorio. Pero es cierto que mis canciones combinan la experiencia de haber cantado estas otras grandes canciones. Todo lo que he cantado se refleja en mis propias canciones. No son copias, es una creación absolutamente nueva. Pero la riqueza de esa experiencia, la de interpretar los grandes clásicos de la canción popular es algo que forma parte de mí. Es como el influjo de la Ópera de cuatro cuartos que ves reflejado en el universo musical de Sting, Nick Cave o Tom Waits.
P. Y de Kurt Weill, Astor Piazzolla o Jacques Brel, ¿qué es lo que ha llevado a sus propias composiciones?
R. La forma de contar historias, los personajes, la búsqueda de un sentido profundo de esas historias, el reflejo de lo social. Suelen ser relatos muy visuales, como monólogos teatrales. Puedes imaginarte una película, la escena, las sombras, la oscuridad, la soledad de los personajes, su lucha. Son canciones visuales, no románticas. Son profundas, pero entretienen. Profundas y divertidas, con una gran riqueza y fuerza en el lenguaje.
P. Uno de los temas se titula On Brecht (Sobre Brecht). ¿Es una especie de carta abierta a él?
R. La música la he puesto yo, pero en realidad es una pieza que he hecho con fragmentos de sus escritos. Una especie de collage. O sea que los derechos de autor van a la Fundación Brecht [bromea]. Sus escritos siguen guardando tanta sabiduría, siguen retratando el mundo que vivimos y además emanan tanta poesía que todavía conservan su fuerza en la actualidad. Un rechazo a este mundo de valores materialistas en el que la violencia es la que hace la historia. En especial ahora, con la caza al terrorista, que nos ha sumido en una etapa de caos. Por eso pensé que estas palabras encajaban muy bien en este momento.
P. Hace pensar en que las cosas no han cambiado demasiado en más de setenta años.
R. Cuando Brecht escribió estos textos, en los años treinta, emergía el fascismo, se tambaleaba la estabilidad del mundo, todos tenían miedo. Él se permitió hacer un arte muy político. La gente de hoy ya no lo hace quizá porque no se vendería tanto como entonces. Por lo demás, el mundo sigue siendo igual.
P. Usted vive en Nueva York. ¿En Estados Unidos es difícil hacer un arte político ahora?
R. Bruce Springsteen acaba de sacar un álbum de contenido político. Pero creo que, en general, el arte en Estados Unidos está completamente desconectado de las dimensiones humanitarias o políticas. La gente no sabe ni qué es eso. Han estado totalmente absorbidos por lo que dictaban las leyes de lo comercial, de las modas y el estilo, de los valores superficiales impuestos por la gente del entretenimiento que no tienen ni idea de lo que pasa.
P. Pero usted está ahí, en la boca del monstruo.
R. Sí, pero yo canto en muchos países. De todas formas, pienso que Nueva York es una de las grandes ciudades del mundo y la única en Estados Unidos donde yo viviría. Es una ciudad muy europea, con extranjeros de los lugares más remotos del planeta. Y eso me gusta porque todos se pueden sentir en casa, sobre la base de que creas tu vida construida en la libertad, libertad de espíritu, religiosa, creativa. Me siento más libre aquí que en París o Londres o en Alemania.
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