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Reportaje:

El 'gordo' rompe una amistad

Los nueve denunciantes reclaman 1,4 millones de euros

Eran una peña de 20 amigos hasta que les tocó, en pleno mes de agosto, el gordo de la Lotería Nacional. Tras siete años abonados y jugando al mismo número -el 49.032-, el azar se congració con ellos el pasado 10 de agosto y les premió con 2.940.000 euros (casi 500 millones de pesetas).

Pero la alegría inicial que deparó la diosa fortuna dio paso de inmediato a rencillas y hostilidades. Nueve de los 20 integrantes de la peña han acudido a un abogado y han denunciado por una supuesta apropiación indebida a Luis A. A., el dueño del bar del distrito de Tetuán que se encargaba de retirar de una administración de lotería todas las semanas 20 décimos del citado número. Luis A. A. debía, además, distribuir los décimos entre cada uno de los miembros de la peña. Salvo dos integrantes del grupo, que siempre se quedaban dos décimos cada uno, los demás adquirían uno. Era un pacto no escrito.

Nunca antes había habido problemas porque, entre otras cosas, casi nunca había tocado nada. Hasta el pasado 10 de agosto, cuando les tocó el gordo.

De los 20 décimos comprados por Luis A. A., uno resultó agraciado con el premio especial. Era el que correspondía a la serie sexta, fracción octava. Estaba dotado con 1.470.000 euros (unos 245 millones de pesetas adicionales). Según los nueve denunciantes, ese décimo especial se lo quedó y cobró Luis A. A, puesto que era él quien compraba y distribuía luego los décimos adquiridos entre la peña.

Los denunciantes sostienen que, como el día que se realizó el sorteo era sábado 10 de agosto, época estival, a Luis no le dio tiempo a repartir los décimos entre la peña. Según el relato de los nueve denunciantes, Luis solía distribuirlos en el bar, pero ese día no lo abrió 'por descanso familiar'. Por eso, el reparto de décimos se produjo tras el sorteo. 'Lo hizo después de haber seguido el sorteo y de ver cuál era el décimo agraciado con el premio especial', afirma Ernesto Vázquez, abogado de los nueve denunciantes. 'Dado que todos estaban abonados a ese número, el premio especial debe repartirse', sostiene el letrado.

Antes del sorteo, a Luis A. A., siempre según la versión de los denunciantes, no le preocupaba el hecho de tener los décimos en su poder. Luis sabía que los miembros de la peña pagaban religiosamente sus décimos aun después de celebrado el sorteo y aunque no hubiese tocado nada. En ese aspecto nunca hubo problemas antes. Éstos llegaron después, cuando ya se sabía que el Gordo había caído íntegro en el 49.032.

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Premio especial

Según los denunciantes, en las horas y días siguientes Luis fue entregando a cada miembro de la peña los décimos que solía jugar, uno o dos, según lo acostumbrado. A cada décimo le correspondieron 60.000 euros. Sin embargo, no repartió el que resultó con el premio especial (1,4 millones de euros). Éste, según los nueve amigos, se lo quedó él.

'¿Y por qué ha de quedarse él con el décimo premiado si todos estamos abonados a ese número?', se preguntan los denunciantes. Ahí está el origen del conflicto que ha desembocado en los tribunales.

Los nueve amigos que han denunciado el caso sostienen que el premio especial debe repartirse entre todos. Según ellos, Luis les ha argumentado que es él quien compra la lotería y quien la distribuye y que, por tanto, tiene derecho a quedarse con el décimo que desee.

Los denunciantes no sólo discrepan, sino que han hecho un exhautivo seguimiento de ese décimo. Sostienen que el premio especial lo cobraron 'cuatro personas' en una agencia bancaria situada en la calle de Bravo Murillo. Y están convencidos de que Luis está detrás del cobro, aunque quieren saber quiénes son esas cuatro personas.

Por eso han acudido al juez, para que haga las diligencias pertinentes y obligue a Luis a repartir los millones.

'No quiero hablar nada del tema de la lotería; si es verdad lo de la denuncia, diré lo que tenga que decir a mis abogados, y ante el juez cuando me llame', señala el dueño del bar.

'Si me han denunciado, iré al juzgado, y si yo he hecho algo mal, se me castigará; pero si lo he hecho bien, a quien se castigará será a los que me han denunciado', concluye tajante Luis A. A.

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