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Entrevista:FRANCISCO CAMPS | Secretario general del PP valenciano

'El agua del Ebro llegará gobernando el PP'

Miquel Alberola

Pregunta. Por la intensidad y velocidad de su carrera política, da la sensación de que usted nació ungido para el estrellato.

Respuesta. No, lo que pasa es que ha coincidido mi entrada en la actividad de cierta responsabilidad, como miembro de las juventudes del partido, con la época de los noventa, que ha sido en la que el PP ha llegado a las instituciones.

P. La mayoría de cargos que ha ocupado en este tiempo no ha podido desarrollarlos hasta el final.

R. Siempre pueden quedar cosas en el tintero, pero no depende tanto del número de años que se está en una responsabilidad como de la intensidad, del esfuerzo y del interés que se pone. En ese sentido estoy bastante satisfecho.

P. No debió sorprenderle que Eduardo Zaplana le declarara heredero.

'No sé si salgo mucho en Canal 9 porque no estoy viendo todos los días los informativos'
'El AVE a Valencia por Cuenca llegará antes del final de la próxima legislatura'

R. Bueno, lo que hizo una vez nombrado ministro fue proponer mi nombre al grupo parlamentario y a la junta directiva del PP de la Comunidad Valenciana para la candidatura de las elecciones de 2003. Y fue aceptada unánimemente. No es una cuestión de sorpresas, sino de decisión de un órgano colegiado.

P. ¿En este legado hay letra pequeña?

R. En este legado hay letra mayúscula. Tenemos el mayor crecimiento económico de nuestra historia; el mayor crecimiento de puestos de trabajo de nuestra historia; el mayor nivel de vertebración del territorio de nuestra historia; la mayor profundización de autogobierno de nuestra historia; el pacto político más importante tras el Estatuto de nuestra historia, que es la Acadèmia Valenciana de la Llengua... Y en última instancia, hemos recobrado confianza en nuestras posibilidades como pueblo, en la construcción de la sociedad del bienestar y las grandes infraestructuras.

P. Existe el temor de que la sombra de tutela que ejerce Zaplana sobre usted siga proyectándose en la presidencia de la Generalitat.

R. Cada uno en el partido sabe el papel que le corresponde. Cuando yo sea el presidente de la Generalitat, obviamente lo seré con toda la responsabilidad que conlleva. Aquí no hay sombras sino luces.

P. Que Zaplana continúe siendo el líder del PP no ocupando la presidencia de la Generalitat, introduce una nueva relación de poder en la Comunidad Valenciana.

R. Efectivamente, pero también ha ocurrido en nuestro partido en otras partes y no pasa nada.

P. La sumisión de la Generalitat hacia un ministerio no sería exactamente 'valencianizar España', como usted propuso alguna vez.

R. ¡Estamos valencianizando España! Nadie tiene sensación de sumisión. Al contrario: uno de los ministros de España ha sido nuestro presidente de la Generalitat y preside el partido en la Comunidad Valenciana. Los presupuestos aprobados con Eduardo Zaplana como ministro del Gobierno es el año que más inversiones públicas van a venir a nuestra Comunidad. Estamos valencianizando las decisiones del Gobierno de España.

P. ¿Y con usted se va a valencianizar la Comunidad Valenciana?

R. Se va a intentar seguir en este camino de profundización de nuestra singularidad. En este momento hay más líneas en valenciano en el sistema educativo que nunca; hay una cadena de televisión, Punt 2, toda en valenciano... En un mundo globalizado es importante tener una buena posición, desde el punto de vista de las infraestructuras y telecomunicaciones, y seguir fortaleciendo las singularidades para no perder personalidad y defenderla con voz propia.

P. Usted nació el mismo año en el que Joan Fuster publicó Nosaltres els valencians. ¿Qué le dice ese libro?

R. Para unas cosas y para otras ha sido una de las referencias de lo que ha sido el debate respecto de nuestra singularidad. Esos análisis de los años sesenta, setenta y ochenta en estos momentos están completamente en otro estadio. Los valencianos gozamos de un Estatuto, de un instrumento de autogobierno, de un sistema educativo en el que se defienden nuestras señas de identidad, de una presencia política más allá de nuestros límites territoriales, de una personalidad recuperada, de una vertebración, de una imagen de marca... Gozamos de muchas cosas que se anhelaban y tenemos muy definida la personalidad y los caminos para seguir hacia adelante.

P. Si la Academia era la materialización de la superación de este tradicional enfrentamiento, ¿por qué el PP agita el fantasma del anticatalanismo?

R. El PP no lo ha agitado antes ni lo agitará nunca.

P. Con el asunto del federalismo...

R. Lo que estamos diciendo es qué hace el señor [Joan Ignasi] Pla reuniéndose con el señor [Marcelino] Iglesias y el señor [Pasqual] Maragall, que son los que han formado una especie de comando antitrasvase y se oponen a que el agua del Ebro venga a la Comunidad Valenciana. No confundamos una cosa con la otra.

P. Con el frente social cerrado, ¿la disgregación de España vuelve a ser el principal recurso electoral del PP?

R. En absoluto. El recurso electoral es mirar hacia el futuro, creer en nuestras posibilidades como pueblo en la Comunidad y en España. Hoy llevamos en nuestros bolsillos la misma moneda que los alemanes, los franceses y los italianos. Esa gran conquista significa que todos estos discursos del pasado están en la prehistoria. Los socialistas, cuando hablan de modelos territoriales, hablan desde la prehistoria. Esta Comunidad quiere modernidad y futuro, y que le cuenten qué vamos a hacer en Europa y en España.

P. Zaplana ha dicho que el PP no necesita hacer grandes esfuerzos para ganar las elecciones. Sin embargo, todas las semanas nos visita el presidente del Gobierno o algún ministro.

R. A un partido que se presenta a elecciones se le exigen tres cosas: gestión realizada, si es que está gobernando, credibilidad y proyectos de futuro. De las tres, las dos primeras están claramente demostradas. Ahora tenemos que seguir hablando de futuro. Que venga el presidente [José María] Aznar a la Comunidad significa que viene a hacer balance y a decir que el Gobierno va a seguir comprometido con el tren de alta velocidad y el Plan Hidrológico Nacional. Mal que les pese a los socialistas catalanes, aragoneses y valencianos, el agua del Ebro llegará a la Comunidad Valenciana gobernando el PP.

P. ¿Y cuándo será eso?

R. Yo calculo que en muy poco tiempo. Los procesos previos ya están culminados.

P. Pese a que usted ya no ocupa ningún cargo, su partido parece que está rompiendo todas las normas del protocolo para situarle al alcance de las cámaras en todos los actos públicos.

R. Fui a la colocación de las primeras piedras con mucha más gente. En primera fila estaban quienes debían estar. Yo estaba allí como ciudadano satisfecho...

P. No todos los 'ciudadanos satisfechos' podían estar allí.

R. Había muchísimos; mucha gente de las comarcas de donde estábamos.

P. ¿La profusión de su imagen en Canal 9 a qué se debe?

R. No lo sé, porque no estoy viendo todos los días los informativos. Me dicen también que sale muchas veces el señor Pla. Incluso algún socialista me ha dicho que le gustaría que saliese menos.

P. ¿Por qué quiere ser presidente de la Generalitat?

R. Porque amo profundamente esta tierra, creo que se pueden hacer cosas excepcionales y confío en nuestra posibilidades. Porque creo que a través de la Generalitat podemos seguir proyectando una imagen hacia España y Europa para que se conozcan los anhelos de un pueblo como el nuestro, que requiere de inversiones y de propuestas para seguir desarrollándose.

P. ¿Qué le llevó hasta la política?

R. Fundamentalmente, el amor a esta tierra. Nací a la vida política en pleno proceso de transición y en mi casa se vivió intensamente ese momento.

P. ¿Siempre ha sido de derechas?

R. Siempre he sido de centro, sí.

P. Estaba en Alianza Popular.

R. En 1982, cuando empecé a militar en Nuevas Generaciones, UCD desaparecía. Aposté por una forma política que no fuese la izquierda, y desde allí fuimos haciendo un gran proyecto de centro. De hecho, en 1991, cuando tengo mi primera opción de ocupar un cargo público, el Partido Popular ya ha apostado claramente por el centro.

P. Se dice que usted es del Opus, incluso legionario de Cristo. ¿Qué hay de eso?

R. Ni lo uno ni lo otro. Me eduqué en los jesuitas. Quien conozca lo que fue la etapa de finales de los setenta en el colegio de los jesuitas de Valencia sabrá que ese tipo de apelativos no son asimilables.

P. ¿Cómo vive el hecho religioso?

R. Como el noventa por ciento de los ciudadanos de esta Comunidad. Estoy en la media de vivencia de los valencianos.

P. ¿Qué lee?

R. De todo: poesía, novela, historia novelada... Estoy leyendo un libro de Gore Vidal, La edad de oro, y hace muy poco he leído Societat limitada, de Ferran Torrent.

P. Diga una fecha para la llegada del AVE a Valencia por Cuenca.

R. Antes de que termine la próxima legislatura. Y el segundo paso será unir ese tren de alta velocidad entre Castellón y Tarragona.

P. ¿Ancho europeo?

R. Segurísimo.

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Sobre la firma

Miquel Alberola
Forma parte de la redacción de EL PAÍS desde 1995, en la que, entre otros cometidos, ha sido corresponsal en el Congreso de los Diputados, el Senado y la Casa del Rey en los años de congestión institucional y moción de censura. Fue delegado del periódico en la Comunidad Valenciana y, antes, subdirector del semanario El Temps.

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