_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Tarancón vs. Fuster

'La medicina que nos propuso Fuster ha sido letal. Letal sobre todo porque la han seguido las jóvenes clases emergentes que han tenido un peso decisivo en la política valenciana (...) y sobre todo en la Universidad, donde el 'valencianismo' fusteriano gobierna a sus anchas masacrando a quienes piensan distinto, aplicando el fascismo ideológico a machamartillo. (...) Las normas del 32 perdieron su valor de pacto cuando los aspectos más genuinamente valencianos se sacrificaron en el altar de la unidad bajo la bendición del Institut d'Estudis Catalans'. Estas palabras pertenecen al consejero Tarancón. Y aparecen citadas en un artículo de Sal.lus Herrero de donde las recojo. Hace unos cuantos años, cuando uno aún tenía arrestos para tomarse estas cosas en serio, posiblemente hubiese montado en cólera leyendo las frases de Tarancón. A estas alturas de la vida no puedo hacer otra cosa que acudir al sentido del humor. Dice Tarancón que el valencianismo fusteriano gobierna a sus anchas en la Universidad aplicando el 'fascismo ideológico'. El consejero de un gobierno del PP, cuyo líder supremo es el presidente Aznar, se permite acusar de 'fascistas' a los seguidores del 'valencianismo fusteriano'. ¿No le parece que está nombrando la soga en casa del ahorcado? Ahora va a resultar que Fuster era un fascista y Aznar un demócrata antifascista de toda la vida. Y luego está lo de las normas del 32; mire, consejero, el valor del pacto de las normas del 32 no se perdió sino que se revalorizó y actualizó en los años de la posguerra, gracias a Carles Salvador en Lo Rat Penat y Casp y Adlert en su Editorial Torre. Fui no sólo testigo sino partícipe, con mi modesta aportación literaria de aquella época, a la consolidación definitiva de la unidad de la lengua. No tuvimos que sacrificar nada en el altar de nadie. Si quiere hablar de estas cosas, intente conocer la historia previamente. Y si quiere capturar fascistas, olvídese de Fuster y eche un vistazo a su alrededor. Si tira las redes las sacará llenas a rebosar. ¡Buena pesca!

fburguera@inves.es

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_