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Columna
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Estamos avisados

Manuel Chaves ha anunciado una nueva campaña institucional de la Junta para 'romper los tópicos' sobre el subsidio agrario. Es inútil: no hay nada más pegajoso que un tópico; no hay campaña que logre disolverlos. Además, dudo que tenga mucho sentido recordar los efectos del PER en el mundo rural andaluz: son evidentes y no parece que haya mucha gente que los ponga en duda. Ni siquiera, por lo que leo, Javier Arenas. Lo que correspondería ahora sería, más bien, hablar del futuro del PER y no de su pasado. En su primera concertación con patronal y sindicatos, el primer gobierno de Chaves hizo un diagnóstico correcto: había que superar el PER. En esas estamos todavía y ya han pasado nueve años.

Después de la de la segunda modernización y la de la Andalucía imparable, ésta sería la tercera campaña que la Junta emprende en los últimos meses. Desde luego, no será por campañas. Si hay un sector puntero en nuestra región, ese es el de la publicidad institucional; es decir, la propaganda. La cosa ha llegado a tal punto que son muchos los medios de comunicación que dependen de ella. Porque, eso sí, no hay ningún partido que le haga ascos. No es sólo cosa de la Junta, igual sucede en las administraciones o en las empresas públicas que dependen del PP o del PA, lo cual no es precisamente un consuelo.

En los tiempos de la pinza, el PP fue muy crítico con estas prácticas, pero también en esto se ha apeado de lo que decía que eran sus convicciones. Y lo ha hecho con muchísima soltura: hasta el punto de que ha incorporado a anunciantes que nada tienen que anunciar, como las confederaciones hidrográficas. Es éste un sector muy próspero en el que toda innovación es bienvenida.

Es tan activo el sector andaluz de la propaganda, que me atrevería afirmar que si hay por aquí alguien que se gana cumplidamente su sueldo ese es el consejero del ramo, el ubicuo Gaspar Zarrías. Lo importante en esta actividad es que todo esté controlado, que no haya sorpresas. Aunque se ponga en peligro la credibilidad del 'cambio tranquilo'.

Para que todo estuviese atado y bien atado, hace dos años, y de una sola tacada, la Junta dio marcha atrás en su promesa electoral de crear un Consejo Superior del Audiovisual y, con todo desparpajo, nombró director general de la RTVA al portavoz del Gobierno. Pero la cosa va a más. Por lo que leía hace dos días en este mismo cuadernillo, es ahora el secretario general de la misma RTVA empleado, en definitiva, de Zarrías el que se postula para juzgar que los propósitos de la crítica política sean los adecuados y distinguir entre los que lo hacen 'desde la independencia' y quienes sólo son 'francotiradores parapetados detrás de muy señaladas tribunas mediáticas' o 'intelectuales provincianos'.

En diversos artículos publicados en los últimos meses, el secretario general de la RTVA, ya nos viene dando unas útiles pistas para distinguir a los malos: son los que critican a Canal Sur y a cualquier político socialista, por insolvente que sea.

Difíciles tiempos estos en los que la independencia se define desde los pesebres del poder y es la crítica y no la sumisión la que está bajo sospecha.

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