Una asturiana crea Biozell para el diagnóstico molecular

'Quizá sea un negocio arriesgado, pero vamos a comprobarlo', dice la bióloga asturiana Ana Rodríguez, que a los 35 años ha montado un laboratorio de diagnóstico molecular.

En los tres años de estancia en la Universidad de Stanford (California), Rodríguez pudo comprobar el auge de la biotecnología. 'Desde mediados de la década de 1990, han sido muchos los fichajes de investigadores que han dejado la Universidad para incorporarse a proyectos privados'. La experiencia californiana le animó a abrirse un hueco en el mercado español, donde no hay muchas iniciativas similares. Más de un año de trámites se han traducido en un capital inicial de 120.000 euros y unas buenas instalaciones en el Parque Científico y Tecnológico de Gijón. Para la creadora de Biozell, 'el boom puede venir en cinco años, pero en España queda mucho por hacer porque esta tecnología se desconoce'.

Entre los servicios con más futuro, Rodríguez confía la identificación por ADN, la predisposición genética a padecer enfermedades o el control del fraude alimentario. 'Nuestra desventaja será la comercialización, así que potenciaremos la venta personal y por Internet'. Según la patronal de este sector, Asebio, la bioindustria española cuenta con 200 empresas, la mayoría pymes localizadas en Madrid y Cataluña, con un volumen de negocio de unos 27 millones de euros.