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Los equipos 'hi-fi' con disco duro permiten escuchar música durante semanas sin parar

Estas terminales, que funcionan con cualquier tipo de cadena de sonido, ofrecen la calidad de la alta fidelidad y la polivalencia de los periféricos informáticos. La mayoría son capaces de grabar archivos comprimidos

El último grito en el mundo de la alta fidelidad se llama servidor de canciones. Unos módulos estéreo que incorporan en su interior discos duros informáticos. Con el aspecto del clásico lector de CD, estas máquinas están preparadas para ser conectadas a cualquier equipo de sonido o a cualquier minicadena. Al final, funcionan como cualquier fuente musical, un sintonizador de radio, un lector de CD o una platina de casete. Sin embargo, ofrecen algo más. Son capaces de almacenar y reproducir horas y horas de música digital -algunos, incluso, superan las 1.300. Una especie de hilo musical a medida.

La clave de estos nuevos inventos es que combinan lo mejor del mundo informático y del audiovisual. Ofrecen la calidad de audio de los equipos de alta fidelidad junto a la polivalencia de los periféricos informáticos.

En los últimos tiempos, los discos duros han aumentado muy rápidamente su capacidad de almacenar archivos. Por otra parte, la expansión de la música comprimida en formato MP3 ha promovido el uso de estos periféricos como depósitos de canciones.

Salir del PC

Gracias a esto, el PC se ha convertido en un soporte perfecto para guardar y reproducir todo tipo de archivos musicales. El único problema es que los ordenadores suelen acompañarse de altavoces y amplificadores poco refinados. Al final, ofrecen al aficionado horas y horas de música, pero con un sonido demasiado pobre.

La alternativa a las horas de música que propone el PC empieza a llegar desde los fabricantes de equipos de audio y vídeo.

Se presentan equipos de alta fidelidad que incorporan discos duros en su interior junto a un procesador y un software de grabación de audio. Así, cada vez encontramos más portátiles estéreo, equipos de salón o, incluso, clásicos autorradios convertidos en cajas de música, en depósitos inagotables de canciones en formato digital y sonido en alta fidelidad.

Los primeros equipos con disco duro que salieron a la luz fueron los portátiles. En octubre de 2000, Creative presentó su primer modelo DAP (Digital Audio Player) Jukebox. Un estéreo con el aspecto externo de un lector transportable de CD que incluía un microdisco duro de seis gigabytes. Aquel Jukebox podía almacenar la friolera de 100 horas de música, el equivalente a 150 CD -unas 1.800 canciones-, en un dispositivo que no superaba los 400 gramos de peso. Dos años después, la última versión -el Creative Jukebox 3- ha reducido su tamaño y ha ampliado la capacidad del disco hasta los 20 gigabytes. Es decir, puede mantenerse reproduciendo música sin parar ni repetir una sola canción durante 14 días.

En los últimos tiempos han seguido la estela de Creative media docena de firmas asiáticas y norteamericanas. Hoy, en el mercado o a través de Internet se pueden encontrar equipos de música con microdisco duro más o menos portátiles firmados por Apple -iPod-, Multi Technology Equipment LLC -Neo Jukebox-, Archos -Jukebox Recorder 20- o Hango Electronics -Personal Jukebox PJB-100.

Todo indica que el lanzamiento de estos estéreos con microdisco duro, junto a los ya conocidos portátiles con memoria de estado sólido, cambiarán a medio plazo el panorama de la música portátil.

Pero el disco duro no se va a quedar sólo en los estéreos de bolsillo. Empiezan a surgir los primeros módulos de alta fidelidad para el salón que también aprovechan su alta capacidad.

Los primeros en apuntarse al nuevo formato han sido las firmas japonesas Onkyo, Marantz, Sony y Yamaha.

Este último módulo es el único que graba discos compactos. Un módulo de 40 gigabytes con capacidad para almacenar hasta 60 horas de música en alta calidad y sin comprimir. Sus mejores cualidades son la polivalencia y la facilidad de uso: el Yamaha CDR-HD1300E permite al aficionado guardar sus discos favoritos en el equipo y, además, grabar CD a la carta. Sin embargo, este módulo no prevé la compresión de las canciones. Está diseñada para ofrecer música a la carta con sonido CD audio. Una solución perfecta para aficionados exigentes.

Las otras firmas -Onkyo, Marantz y Sony- también han apostado por la alta capacidad. Renuncian a la grabación en CD, pero, a cambio, son capaces de leer y grabar en el disco duro música comprimida.

En formato MP3, los modelos de Marantz y Onkyo; y en ATRAC3, el de Sony. Las canciones comprimidas con estos sistemas pierden algo de calidad, pero consiguen multiplicar la capacidad del equipo hasta por 10.

Por ejemplo, el Onkyo Home Style MB-S1, con un disco duro de 20 GB, puede almacenar más de 300 horas de música MP3.

El Sony HAR-D1000, con 40 gigabytes, supera las 600 horas al usar el formato de compresión ATRAC3, el sistema utilizado por la firma japonesa para sus ya clásicos minidiscos.

En el coche

Por último, la caja de música Marantz Hard Disc Music Server DH9300 incorpora un disco duro de 80 GB. Este equipo, disponible a final de año, permitirá almacenar la friolera de hasta 1.200 horas de música en el popular formato de música de Internet.

El último espacio en el que se han colado los estéreos de disco duro ha sido el automóvil. Unos autorradios muy especiales que proponen horas y horas de música sobre ruedas. Entretenimiento asegurado y personalizado incluso para los trayectos de largo recorrido. De momento, sólo se han presentado dos modelos al mercado: el Pioneer DEH- P900HDD y el Sony MEX- 1HD. Ambos, con un micro-disco de 10 gigabytes de capacidad y posibilidad de comprimir la música hasta obtener más de 150 horas, el equivalente a 2.500 canciones o 160 discos compactos.

Una verdadera discoteca sobre ruedas. Estos nuevos autorradios, además, admiten tarjetas con memoria de estado sólido del tipo Memory Stick.

Unas tarjetas del tamaño de una barra de chicle, capaces de guardar en su interior archivos informáticos -en este caso, canciones en formato digital.

Precios muy altos

El gran problema que presentan todos los equipos mencionados de alta fidelidad con disco duro, de momento, es el precio. Los estéreos portátiles rondan los 500 euros, los de salón superan los 1.000, y los autorradios cuestan más de 2.000 euros. Éstas son unas cifras demasiado altas para el aficionado medio español. Habrá que esperar un poco para que la propia dinámica del mercado ajuste los precios a niveles más razonables para el consumidor popular. En la otra cara de la moneda están las ventajas del disco duro en los equipos de alta fidelidad: ofrecen una especie de hilo musical a la carta con sonido digital. Son los beneficios de la tan cacareada convergencia entre los universos informático y audiovisual. Dos galaxias que, poco a poco, se acercan para hacernos la vida más fácil y entretenida. Al menos eso prometen.

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