Una voracidad sin límite
Schumacher rompe todos los récords y provoca una polémica sobre el futuro de la F-1
'Es un final de sueño para un año de ensueño'. Fue el resumen final del director de la escudería Ferrari, el francés Jean Todt. Michael Schumacher ganó el Gran Premio de Japón, que cerraba la temporada, y el brasileño Rubens Barrichello acabó en segunda posición. Otro pleno de los bólidos rojos.
'Nadie podía pedir más', agregó Todt. '15 victorias de Ferrari, 9 dobletes [primero y segundo] y 5 de ellos consecutivos, el tercer título de Michael con Ferrari, el cuarto consecutivo de nuestra marca y el subcampeonato de Rubens. Y a todo eso hay que añadir que, con 221 puntos, sumamos los mismos que todos los demás pilotos juntos'.
Unos récords inverosímiles sólo posibles en un equipo con un piloto tan excepcional como Michael Schumacher. Desde que el alemán se incorporó a Ferrari en 1996, toda la dinámica de la escudería de Maranello cambió. Les costó cuatro años recuperar un cetro que había conquistado por última vez el surafricano Jody Scheckter en 1979, pero desde que en 2000 lo consiguieron, Ferrari permitió a Schumacher elevar su propio listón a cotas inalcanzables.
Su quinto título mundial de F-1 le coloca al mismo nivel que el mítico Fangio. Pero Schumacher se ha convertido en el hombre récord de la F-1. Atesora el de victorias (64), el de mejores vueltas en carrera (54), el de puntos marcados (945), el de número de victorias en una temporada (11), el de puntos en un año (144) y el de podios por temporada (17 de 17).
Sin embargo, el dominio que él y Ferrari han mantenido a lo largo del año ha sido tan brutal que ha provocado una viva polémica sobre el futuro de la F-1. Tanto Bernie Ecclestone como Max Mosley, dirigentes de los constructores y de la federación internacional, han proclamado la necesidad absoluta de cambiar las cosas para impedir que la F-1 se hunda víctima de sus propias miserias.
Abogan por soluciones que pongan freno a los triunfos de Schumacher y de Ferrari y que permitan recuperar la competitividad, aspecto fundamental en cualquier carrera automovilística. Pretenden que se penalice al líder con un kilo por punto, a partir de 20 de ventaja, o que cada piloto corra una carrera con distinto coche. Pero sus propuestas resultan inaceptables tanto para el resto de pilotos como para las grandes marcas. 'El problema no es Ferrari, sino Schumacher. Con su arrogancia, destruye el deporte que le ha convertido en multimillonario', aduce el canadiense Gilles Villeneuve (Bar). 'En el GP de Austria hubo una estrategia de equipo. De acuerdo. Pero lo de Indianápolis fue una iniciativa suya, y nos hizo quedar a todos como payasos'.
Ecclestone intentó forzar a Ferrari para que fichara a Villeneuve para la próxima campaña. La competitividad, aunque fuera en rojo, hubiera estado asegurada. Pero, lógicamente, los italianos se negaron. Barrichello no protesta, es el delfín ideal.
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