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ESTA SEMANA
Columna
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Renuncia o firmeza

Que se restituya el Subsidio de Desempleo Agrario. Sólo ése es el objetivo que los sindicatos CC OO y UGT se plantean ante la reunión prevista hoy de sus secretarios generales, José María Fidalgo y Cándido Méndez, respectivamente, con el ministro de Trabajo, Eduardo Zaplana. Irán acompañados por los máximos representantes de estas organizaciones en Andalucía, Julio Ruiz y Manuel Pastrana, con una propuesta que no tiene vuelta atrás ni matices nuevos que introducir. Ellos mismos así lo han expuesto en reiteradas ocasiones ante la sociedad andaluza que les ha expresado de forma clara su apoyo. Es necesario que se recobren los derechos sociales adquiridos por los trabajadores del campo, han venido a señalar una y otra vez.

Sin embargo, la pregunta es hasta dónde están dispuestos, en esta ocasión, a transigir los sindicatos andaluces con tal de que sus jefes en Madrid salven la cara a cambio de la rectificación del decretazo que ya ha admitido el Gobierno central. Nada hace indicar que vayan a renunciar a sus reivindicaciones, que son muy simples y básicas, tal y como se ha señalado anteriormente, pero cosas peores se han visto últimamente, por lo que no se puede descartar absolutamente nada. Ahora bien, difícil sería estar en el pellejo de alguien que puede pasar a la historia en Andalucía como el enterrador del PER y traidor incluso a los suyos. En definitiva, a ver cómo llegan a explicar a los andaluces cualquier otro tipo de acuerdo que no satisfaga literalmente estas reclamaciones tan concretas.

Pero el riesgo de disidencia es mayor aún, si se mira al otro lado, en el PP. No hay más que observar el rosario de declaraciones altamente contradictorias de unos y otros para comprobar que hay un fuerte debate interno abierto en el seno del Gobierno, unos favorables a ceder de nuevo y otros a no mover ni una sola coma más. El resultado final de esta batalla lo comprobaremos esta misma semana. En todo caso, PSOE e IU no van a esperar hasta entonces y ya han confeccionado un plan de actuaciones que tendrá como protagonistas a los ayuntamientos, verdaderos soportes del sistema de protección social del que se han beneficiado hasta ahora los jornaleros andaluces. Los izquierdistas llevan al máximo sus pretensiones con la propuesta de paro general en las instituciones municipales para el jueves, mientras que los socialistas desarrollarán toda una ofensiva con la que pretenden poner en valor los logros obtenidos en las zonas rurales andaluzas gracias al subsidio agrario y al PER, en un intento, así, de contrarrestar la mala imagen que tiene en el exterior, y a la que, por cierto, se agarran los populares para meter la tijera.

Sindicatos con Martínez

Los sindicalistas se verán, también, con la presidenta del PP andaluz, Teófila Martínez, el martes. Le va mucho a la alcaldesa de Cádiz que se cierre cuanto antes este conflicto. Para nada del mundo desea que ahora, a las puertas de unas elecciones municipales, y lanzada como está ya su candidatura a la presidencia de la Junta, trasladen hasta la ciudad en la que gobierna la protesta de unos jornaleros que emularían, de esta forma, lo que en su día hicieron, con gran efecto propagandístico, los algodoneros. Sin duda que Martínez se está empleando a fondo para que se solvente el problema, ya que, además, sería la ocasión idónea para demostrar, tal y como ella manifestó en el reciente congreso regional celebrado en Granada, que tiene peso en Madrid y un grado de influencia tal que puede hacer cambiar algunas cosas. Pues ahora es el momento de comprobarlo.

Para cerrar el ciclo, Pastrana y Ruiz se verán las caras con el presidente de la Junta, Manuel Chaves, al que deberán explicar lo que hasta entonces se ha conseguido en esos contactos con el Ejecutivo y con los populares. Se trata, por tanto, de una de las semanas que más van a determinar el curso político, puesto que de permanecer vivo este asunto, el PP quedaría muy lastrado de cara a los venideros compromisos electorales, mientras que si se soluciona con un acuerdo con los sindicatos, se quita de encima toda una pesadilla, privando, también, con ello, de una poderosa arma a sus contrincantes en las zonas rurales.

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